Si esas nubes negras sobre mi cabeza tan sólo se abrieran un poco", pensó/sintió mientras ocultaba su rostro entre los hombros, sumergido en sus párpados apretados, para soportar el dolor y evitar que la voluntad y la fuerza se debiliten aún más, colgado de brazos y piernas, casi a 7000 metros de altura. De haber dibujado alguna palabra en su mente, quizás la expedición habría terminado allí, a 300 metros de la cima: "Shh… Shh…", parecía murmurar el viento, cuando se apagaba el ruidoso eco de sus ráfagas de arena y nieve.
El resto del grupo había decidido permanecer en el último campamento. Lo esperaban preocupados por la comunicación de radio interrumpida debido al clima, con la ansiedad de volver a casa.
Dos años atrás, había tenido que abandonar el intento por seguridad. La piel entumecida, los músculos cansados, el oxígeno desfilando finito por su pecho cerrado, el frío hecho carne de hielo y el gigante dormido bajo sus pies, lo amenazaban igual que antes.
Ahora los metros no eran 300 ni 3000. Ya no era espacio lo que mediaba entre ese ser aletargado y el irracional límite de piedra y hielo quietos. Sólo un estallido de decisión: un único movimiento articulado en miles que llevó a que la palma de su mano acariciara la cumbre con violencia y solidez. El corazón sobreexcitado. La quietud eterna y fugitiva. Un collage de recuerdos, fantasía y misterio. Una nueva imagen del infinito: había escalado el Mercedario en invierno.
Y así como el tiempo finge desaparecer a veces, el viento detuvo su frenético andar por un instante en la historia, el mundo regaló un suspiro que alejó las nubes de tormenta y el sol extendió su cálida mirada sobre el pico de la montaña.
Después, otra vez en su interior, tendido de espaldas en la nieve, Santiago recorrió en su memoria las delicadas facciones del semblante de Laura en esa última sonrisa que pudo robarle, vio los mil cielos que merodeaban las cumbres vecinas y pensó que, al regresar, les diría a sus compañeros que la perspectiva no es muy diferente desde la cúspide, aunque tal vez él ya no fuera el mismo jamás.
Festival de Cine de Montaña
La inauguración fue el domingo pasado a las 19, en el Glaciar Martial, con vino tinto caliente, guiso de lentejas, música en la base de la pista, saltos de exhibición de esquiadores y snowborders, y un recital de la banda local de punk rock "Fizzie", que dio un enérgico cierre al evento. Este despliegue es sólo es comienzo: las actividades se prolongarán hasta el 24 de agosto. Serán 10 horas de proyecciones cinematográficas, una muestra fotográfica con cuatro expositores, disertaciones, competencia de escalada deportiva, sesiones Freestyle, algunas sorpresas y degustación de comidas y cervezas regionales.
Así planificaron los jóvenes de Vértigo Producciones esta primera edición de "Shh…", el Festival de Cine de Montaña en Ushuaia.
El lunes, con gran audiencia, se presentaron cinco filmaciones sobre montañismo, en la sala Niní Marshal de la Casa de la Cultura. El género ficción tuvo su representante con la obra "Mil Cielos", de 24 minutos de duración, donde Manuel Saiz describe la aventura de Santiago, protagonista que luego de su separación de Laura decide encarar un viaje en medio de la cordillera, un ascenso invernal a la cima del Mercedario, en la provincia de San Juan. Además, se mostraron cuatro documentales (El Arca de los Vientos, Los Altos Andes de Atacama, Ritmo Latino en la Cara Oeste y Gota a Gota Entre Grietas).
Si bien algunos problemas técnicos no permitieron terminar de observar la última proyección (un cortometraje filmado en los hielos continentales de la Patagonia), la coordinación del certamen está a la altura de las circunstancias, se respetan los tiempos planteados en el cronograma –con el mínimo margen de error, lógico en cualquier evento–, y en el primer encuentro nada pudo perturbar la sensación maravillosa, impactante y reflexiva que genera el paisaje de los puntos más altos de la anatomía del planeta, junto a la arriesgada tarea de quienes buscan alcanzar esos rincones inhóspitos.
Vértigo, adrenalina y esfuerzo físico hasta el extremo; paciencia y tiempo para cada movimiento; planificación, instinto y espontaneidad; misterio e incertidumbre; curiosidad, supervivencia y temple; contacto con la tierra; fortaleza, sensibilidad y amistad; merecimiento y lucha incansable; poco sueño, ansiedad y peligro; colaboración, conciencia de equipo y desafío personal; intenso frío y poderosos vientos; miles de pasos a miles de metros de altura; sol, cielo y nubes sobre un suelo hecho de roca y nieve; búsqueda, exploración, expectativa y deseo; trabajo y aventura; libertad y acción... conceptos que este festival de cine abarca en detalle.
Shh… no es censura, claro, sino su absoluto anverso: es profundidad y amplitud, para oír lo que dice en silencio una voz inmortal que une al hombre con la naturaleza. Shh… es el mensaje de la montaña.
| Para fortalecer la cultura fueguina "Entendemos que en Ushuaia las montañas deberían cumplir un papel fundamental en la conformación de la identidad e idiosincrasia de la comunidad. Así como el viento del sudoeste influye en la fisonomía de los barrios, el entorno natural que caracteriza la región tendría que marcar los ritmos de la vida, las prácticas deportivas, las actividades culturales y las conductas colectivas", señalan los organizadores en el catálogo del evento. Y agregan que "en esta era en la que los medios de comunicación manipulan la información creando estereotipos de conducta, de relaciones interhumanas y del individuo con su entorno, Vértigo Producciones utiliza el poder del cine como herramienta de educación y de llegada a la sociedad, mostrando lo que nos rodea, lo que naturalmente debería forjar nuestra realidad". |
| Cronograma de actividades Cine, charlas, saltos y un cierre en el refugio de montaña |
