Punto de Vista

El valor de los escritores de Ushuaia

22/11/2015
P
or Guillermo Worman
Todos los que han escrito, aunque sea una narración escolar, saben lo difícil que es descifrar una idea y plasmarla en papel. Escribir un libro es un acto de perseverancia, de lucha constante contra el tiempo y un esfuerzo casi siempre no correspondido. El escritor es un sujeto que se sumerge en un mundo recíproco, analizando –según el caso- alguna realidad o, tal vez, fantaseando alguna ficción perpetúa. Los hay para todos los gustos, pero esta nota no apunta a eso. Trata, quizás, de volverse en un homenaje simple y llano para aquellos vecinos de la ciudad que han empeñado algo de su tiempo en imprimir algunas ideas en un objeto colectivo. ¿No es un libro una objeto mediante el escritor comparte sus representaciones con otros?
Aprovecho la última obra de Alejandro Rojo Vivot para hacer extensivo este homenaje a cada uno de los vecinos de la ciudad que emprendieron la marcha de presentar un libro. Esta vez, Alejandro Rojo trabaja sobre un tema central del ejercicio ciudadano y del sentir de la república. Su reciente texto trata sobre el acceso a la información pública, pero desde una perspectiva que amplía y renueva lo ya desarrollado sobre la materia. Antes, había publicado una serie de ensayos relacionados con el ejercicio de la política desde la perspectiva comunitaria. Publicó “Ciudadanía”, “Voto Nominal”, “La corrupción es siempre perversa” y su primer tratado sobre la información como herramienta de ejercicios ciudadanos.
Esta actual publicación de Alejandro es descomunal, ya que incluyen más de 700 referencias y citas documentales en las más de 600 hojas que componen este obra. Trabaja el acceso a la información como una herramienta central del control de los ciudadanos con respecto a los operadores de temas públicos, también como insumo fundamental para los mecanismos de participación y como antídoto central contra el secretismo.
Rojo Vivot es parte de una lista hipnotizadora de vecinos de la ciudad que nos enorgullecen con sus obras. Allí pertenecen Jorge Navone, Carlos Zampatti, Adrián de Antueno, Gabriel Ramonet, Nora Guastini, Nicolás Romano, Monika Schillat, entre tantos otros.
Ushuaia es una ciudad atravesada por un descomunal capital histórico y cultural. Pero todo eso forma parte del pasado sobre el cual la cultura de la ciudad se ha ido fundando. Hay mucha otra gente que construye el presente simbólico e imaginado , y esto también hace a la construcción de la ciudad.
El último libro de Alejandro Rojo Vivot me hizo pensar en el enorme valor social que tienen cada uno de estos vecinos y vecinas que engrandecen a Ushuaia desde su pasión por jugar con las palabras y regalarnos su esfuerzo, inspiración y entrega dentro del formato de un libro.
A los aquí recordados, a los otros que también han aportado algo al desarrollo intangible de esta ciudad, todo el reconocimiento que les corresponde.

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