Punto de Vista

La parábola de Víctor Frankenstein

08/03/2016
P
or Guillermo Worman (*)
Tenemos un sistema político y electoral armado con partes que se fueron tomando de uno y otro lugar. Un verdadero engredo gubernamental. A falta de proyecto político, la forma de elegir autoridades en Tierra del Fuego se fue produciendo sin respetar la dinámica de un sistema, en donde las partes operan entre sí. Una primera generación de los inicios de los 90 apadrino la idea de desbloquear las listas partidarias e introdujo el sistema de tachas para la elección de legisladores. Se buscó la intervención de la ciudadanía. Fue una sana intención. Además, disoció obligatoriamente las elecciones provinciales de las nacionales con la idea de aumentar el federalismo provincial. Provocaron así una barbaridad insostenible: el monstruo de la transición. Un verdadero desafío a la gobernabilidad para quienes deben mandar seis meses – una octava parte de la gestión- sin poder, después de haber perdido una elección.
Después que toda una ciudad votará en contra de los legisladores de la otra alteraron el sistema de elección de legisladores sin cambiarlo. Disimularon la tacha, pero nos complicaron la vida. Se puede tachar. Pero tachar no sirve para nada. Le subieron el piso de activación para volverlo inaplicable. Y así crearon un segundo monstruo electoral. La volvieron una lista bloqueada bajo el disfraz de cumplir con la manda constitucional. No se quedaron ahí. Se dispuso votación en segunda vuelta para la gobernación en caso que ninguna de las formulas alcance el 50% más 1 de los votos. ¿Qué sucedió? Salvo en 1995, nadie más que José Arturo Estabillo venció en primera votación. Crearon así una tercera aberración. Como nadie puede llegar con caudal propio es necesario salir a colectar fuerzas para arribar al poder. Sino un parlamentarismo, una verdadera complicación. Pero no idearon la figura de alianzas para ganar elecciones, sino que habilitaron ir por frentes electorales o partidos únicos. Así vino la cuarta criatura a este drama electoral: las colectoras de partidos que suman para una misma candidatura. ¿Y cuál es el efecto? En lugar de construir una plataforma electoral única que lleve un binomio para la gobernación y una lista para la legislatura, se crearon figuras forzadas que permiten que varios partidos lleven sus propios candidatos para los cargos legislativos y colecten votos para una candidatura única. Esto genera, por ejemplo, 6 bloques en un Concejo Deliberante con 7 legisladores municipales. Eso no es un proyecto político, sino una unión transitoria electoral (UTE).
Casi 10 años después, en Ushuaia se redactó la Carta Orgánica Municipal. Casi a la inversa que en el provincia, la intendencia la gana el que más votos logra. Sin un mínimo. Tampoco en segunda vuelta. Con mucha dispersión de candidatos, es la elección más sencilla de ganar. Era el final del 2001. Casi se suspende. Seguramente con la idea de ganar credibilidad, se incorporó el sistema de preferencias para los concejales. Ahora ya no se tachaba, sino que se marcaba a los candidatos más votados dentro de una misma lista. La fecha de elección fue más razonable. Las elecciones tendría que ser entre 90 y 60 días antes del final del mandato. Transición corta. Lo pensaron para que no sean simultaneas. Después se degeneró. Las unificaron sin tener en cuenta que en un mismo cuarto oscuro los electores tendrían boletas separadas por estamento y colores. Celestes, blancas, verdes y amarrillas. ¿Qué lograron? Si un partido tiene un proyecto común, y presenta candidaturas para todos los estamentos, sus candidatos van dispersos en cuatro boletas separadas. Y si: fragmentaron aun más el sistema.
No se advirtió al principio, pero la preferencia llevo la interna de los partidos a la general. También se armó una Junta Electoral con Vecinos. Entonces: estaba el Juzgado Electora, la Junta Electoral Provincial con 3 magistrados y vino la Junta Municipal con dos vecinos.
Al poco tiempo, Río Grande dictó su Carta Orgánica. Allí decidieron que las elecciones municipales las gobierna el Juzgado y no la Junta. Que los concejales se eligen por lista bloqueada o sábana. Frankenstein estaba armado. Le mandaron un rayo y este animal político arranco.
Repasemos: los concejales se eligen con tres sistemas diferentes. De Norte a Sur. Por lista completa, por tachas y por preferencias, respectivamente. Los legisladores por tachas que no funcionan, pero que hay que contarlas igual. Los intendentes se eligen en primera vuelta y en directa, mientras que para el gobierno hay que cruzar esa vaya altísima como lo el más la mitad de los votos emitidos. Fueron más lejos. Las elecciones empezaron a hacerse los mismos días. Cuatro boletas por separado y con colores distintos. Unas más grandes (legisladores), otras más pequeñas. En el cuatro oscuro hizo falta poner un manual de instrucciones. Imaginemos una explicación.
-Mire vecino de Ushuaia…le damos la birome. Puede tachar a los legisladores. Es un línea sobre el apellido y nombre de los candidatos. Si los tacha, los perjudica.
-¿?
-Después puede pasar a la otra mesa y preferir a los concejales. Si los prefiere. Paremos acá un segundo. Denme un respiro.
Preferir es apoyar a un partido y a uno o más candidatos dentro de la lista. Sola una. Pero hay electores que hacen un tilde, otros un punto dentro del cuadrado y hay quienes le ponen una X. Fue fácil la primera vez con voto electrónico. No hubo confusiones. Una preferencia era un apoyo. A los 15 minutos estaban unos festejando, mientras que otros se hundían en la desolación. Con el voto papel las preferencias se cuentan 72 horas después de la elección. El día de las elecciones el partido sabe que gano 1, 2 o 3 bancas. No sabe quiénes son los concejales.
Fueron bienintencionados. 50% de los candidatos hombre y otro tanto mujeres. Pero nadie previó que se podían preferir todos hombres como los más votados. Si. Ahora tenemos 7 hombres para la misma cantidad de bancas en el Concejo Deliberante. A las mujeres les decimos que tienen las mismas posibilidades. En la práctica se quedaron afuera en 2015. Un retroceso imperdonable.
La criatura se ha vuelto incontrolable. Terminamos usando cajas ordenadoras porque había cientos de boletas en simultaneo en los cuartos oscuros. Varios candidatos fueron por varias listas. La suma de las colectoras no da como resultado un proyecto político. Solo da un ganador.
En el libro Víctor termina por asumir que había que frenar a la criatura que había creado. Una buena intención terminó siendo un peligro para la sociedad. Ahora hay que dar un paso hacía un sistema más racional. Armonizar la forma en que elegimos a nuestras autoridades y simplificar el sistema a favor del elector. Además, avanzar hacía más transparencia y agilidad gracias a las nuevas tecnologías. Para esto no hay que dejar que las urgencias nos impongan la agenda por sobre las necesidades institucionales. Sino, siempre detrás de los problemas. Nunca delante, mejorando la calidad institucional.
(*) ex Vocal de la Junta Electoral (la municipal). Presidente de la DPOSS



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