Humor, política y afines

Señor senador

“Cuando el nombre propio no es utilizable en su forma total para el chiste, puede buscarse el doble sentido por medio de una de las pequeñas modificaciones”. Sigmund Freud (1856-1939
06/06/2016
E

l humor político atrae muy notoriamente tanto a sus creadores como al público en general, quizá porque trata asuntos que son de dominio público y por sus particulares incidencias en la vida cotidiana de, por lo menos, una parte importante de la población.
Desde luego que, casi siempre, habrá quienes se sientan tocados o lo sean efectivamente; entonces pueden reaccionar sonriendo al verse reflejados o suponiendo que algunos chistes son injustos, mentirosos, etcétera, creando una categoría ética y moral solamente aplicable cuando les conviene. Suponer que el sentido común invariablemente prevalece es como sostener que el ser humano aprende indiscutiblemente de su propia experiencia y las sociedades de la historia.
Lo tragicómico es una instancia en la que se suman aspectos, situaciones, diálogos, etcétera, que abrevan de sus dos componentes, a veces en forma intercalada y en otras concatenándose en el desarrollo; con frecuencia genera desconcierto y uno no sabe si reír o llorar.
En el contexto del avance de gobiernos autoritarios y el militarismo: Alemania, Italia, España, Rusia, China y Japón, en 1939 se estrenó la película estadounidense “Mr. Smith Goes to Washington”, (“El caballero sin espada”), protagonizada por grandes actores de esa época dirigidos por el prolífero Francesco Rosario Capra, (1897-1991). Es un buen ejemplo del estilo screwball comedy surgido durante la gran depresión con enorme éxito de público, donde las mujeres juegan un rol preponderante por su fuerza de carácter y decisión.
Toda la trama nos introduce, desde una perspectiva, a cómo funcionaba el Senado de ese país: ante el fallecimiento de un legislador en ejercicio es el gobernador del correspondiente Estado quien designa a su reemplazante, como es el ejercicio cabal de sus responsabilidades y facultades siguiendo el Reglamento de Funcionamiento: el que expone debe estar de pie, que en Debate Libre puede hablar sin restricciones (emplea el uso de la palabra durante 24 horas seguidas en una escena trágica y cómica), los ujieres son niños y adolescentes, las interrupciones, los discursos, las bancadas, la Presidencia que a veces sonríe aprobando a pesar de su gesto adusto, las comisiones de trabajo, los proyectos, etcétera.
También, la corrupción, la connivencia espuria, los medios de comunicación social complacientes o no, los periodistas acreditados, etcétera. Asimismo, están claramente en juego los valores democráticos fundacionales.
Uno de los proyectos en discusión es la construcción de una enorme represa en terrenos (que deben ser expropiados) que fueron comprados ex profeso por empresarios que financian y controlan a varios políticos de renombre.
Cuando se descubre la maniobra fraudulenta un periodista exclama que es tal el escándalo que “hasta en la Patagonia se enterarán”.
La obra contiene numerosas escenas y diálogos graciosos como situaciones y monólogos cargados de dramatismo, donde el común denominador es el ejercicio del poder, la democracia como forma de gobierno y exclusiva respuesta a las más aberrantes conductas de los que fueron elegidos por el pueblo para gobernar y legislar, pero que lo hacen atendiendo particularmente a sus intereses económicos personales y para perpetuarse en el poder.
El drama sucede allá lejos y hace tiempo.

Autor : Alejandro Rojo Vivot
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