Opinión

Un 2017 con olor a ´95: Los modelos sustentables como eje para la reconversión productiva

20/12/2016
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urante el año 2016 el Gobierno Nacional ha llevado a cabo un conjunto de medidas económicas de corte aperturistas que han puesto en riesgo el Régimen de Promoción Industrial de Tierra del Fuego. En marzo del próximo año se tiene contemplada la eliminación de los aranceles a la importación de notebooks, lo que representa un peligro a la continuidad de miles de puestos de trabajo en la industria fueguina.
El efecto recesivo para la economía de la isla asociado al conjunto de medidas tomadas por el Gobierno Nacional intentan ser encubiertos bajo el concepto de “Reconversión Productiva”. El mismo se encuentra atado al Programa de Transformación Productiva del Gobierno Nacional, el cual fue instrumentado por la Resolución 58/E2016 del Ministerio de Producción de la Nación. Dicho programa consiste básicamente en la oferta de una línea de financiamiento a tasas subsidiadas para aquellas industrias que requieran hacer una reconversión productiva, permitiendo abandonar los procesos productivos actuales, que son pocos competitivos o que dejaron de serlo a partir de las medidas tomadas, hacia aquellos que se creen más prometedores.
La actividad económica de Tierra del Fuego está atada a la coyuntura económica-política nacional. A lo largo de su historia ha transitado por etapas expansivas y recesivas con las consecuentes aperturas y cierres de fábricas. No obstante, en estas situaciones, las crisis de empleo se trasladan rápidamente a todos los sectores. Todos conocemos el triste desenlace del cierre masivo del 95.
A partir del año 2003, el Régimen sirvió de pieza de un nuevo modelo económico, donde la industria fueguina fue una importante fuente de puestos de empleo. Sin embargo, 13 años más tarde nos encuentra nuevamente en una situación vulnerable, que da cuenta de la ausencia de una visión de largo plazo. Casi como un deja vú de los años noventa, el régimen industrial carece de sustentabilidad y lo que aún es más grave, después de 13 años, la actividad económica de Tierra del Fuego se volvió industria dependiente. Ejemplo de ello es el sector comercial, cuya actividad se encontró durante todo el 2016 condicionada a la inestabilidad industrial y a la falta de competitividad. Casi como una ironía, cada fin de semana largo, el destino de consumo de los fueguinos termina siendo Punta Arenas.
El achaque al Gobierno Nacional por parte de la dirigencia política de la provincia, acerca del daño a la industria debido a la apertura indiscriminada de las importaciones es sin lugar a dudas una muestra de la falta de autocrítica y de la ociosidad del poder. La sustentabilidad del régimen estuvo en sus manos por 34 años, menospreciando un sinnúmero de actividades económicas alternativas con un potencial increíble y que hubiesen permitido diversificar la estructura productiva de la isla. En su lugar, próximo a cada vencimiento, se demandó la continuidad de un Régimen probadamente inviable.
La “Reconversión Productiva” que nos ofrecen es una alternativa improvisada, utópica en sus plazos y en el contexto económico que se quiere desarrollar, donde los trabajadores que han perdido sus trabajos no pueden esperar. Este tipo de medidas deben ser impulsadas en etapas económicas expansivas y no en situaciones en donde prima el factor tiempo. En definitiva las reconversiones productivas son medidas de largo plazo con altos costos en términos de empleo en el corto plazo.
El panorama ante esta crisis requiere de políticas creativas. Una buena posibilidad en este sentido constituye la óptica de “ciudad inteligente” mejor conocida por su anglicismo: “Smart City”. Pensar las ciudades desde esta óptica ofrece propuestas para sectores como turismo, pesca y desarrollo de tecnologías de innovación, los cuales se caracterizan por su mano de obra intensiva y calificada; sectores que además tienen un amplio camino por recorrer en nuestra provincia. El Programa de Transformación Productiva es una vía que se abre.
El concepto de desarrollo sustentable viene, en la óptica más moderna, de la mano de las “Smart Cities”, y ellas a su vez apareadas a la innovación tecnológica.
En Ushuaia existen factores que nos permiten soñar con una ciudad inteligente en lo que respecta a desarrollo social y humano; pero también estamos obligados a emprender la vía de la sustentabilidad.
El régimen industrial ha beneficiado a la mano de obra que emplea, no obstante, no fue ideado y desarrollado desde un enfoque de sustentabilidad.
Ejemplo de ello son los altos costos de producción, desde el transporte hasta la mano de obra, como la falta de innovación por parte de las empresas beneficiarias. A su vez llevó a que tanto Ushuaia como Río Grande reciban una gran masa de trabajadores, agravando problemáticas locales como la crisis habitacional, reflejada en el aumento de demanda por inmuebles para vivienda.
También ha influido en el orden de lo socio-cultural, donde los jóvenes se ven seducidos por los altos salarios ofrecidos en las fábricas desechando alternativas de educación superior, decisiones con un alto costo de oportunidad para la sociedad en el futuro. Hoy contamos con una Universidad Nacional, usina de formación de mano de obra calificada, lo cual representa un gran paso hacia la sustentabilidad.
Por otro lado se generaron distorsiones en las decisiones de consumo haciendo que los habitantes ante el inacceso a la vivienda destinen sus recursos a la compra de vehículos o bienes de lujo, sin que se genere una retroalimentación productiva. En la provincia, al 2014, existían 391 vehículos cada 1000 habitantes, superado únicamente por la Ciudad de Buenos Aires. Esta situación llevó a generar problemas de tránsito tanto de circulación como de estacionamiento, eleva los costos de transporte y de mantenimiento de la red vial y agrava los problemas de contaminación.
Iniciativas ya implementadas con éxito en otras ciudades permiten pensar a priori en soluciones sustentables para nuestra ciudad. El “car sharing” ampliamente difundido en otros países tiene puntos de interés y podría bien articularse a la realidad de la ciudad. Existe la posibilidad de compartir el auto con personas de una misma organización, aplicable al sector industrial, donde el trayecto de ida y principalmente de vuelta congestiona las principales vías. Entre los beneficios de las iniciativas tipo "car sharing" se reconocen el ahorro en combustible, la mejora en el tránsito y el estacionamiento, así como el fomento de la conciencia social y medioambiental.
También se observaron mejoras de la relación de convivencia y en la productividad.
En lo respectivo a la transformación productiva, el estado se adapta en menor medida y con mayor lentitud a los cambios por lo que las iniciativas urgentes tienen que surgir de él; la creación de una sede, registro y pago electrónico o consulta electrónica de expedientes, así como una Oficina Virtual Tributaria son iniciativas a las que cualquier municipio smart debe apuntar progresivamente. Estas medidas pueden ser desarrolladas por proveedores locales, haciendo uso de los fondos del Programa de Transformación Productiva para mejorar sus procesos o bien para incorporar actividades de innovación y desarrollo de App o soluciones inteligentes.
Estas iniciativas tienen como finalidad mejorar la gestión interna para una mayor agilidad, eficacia y eficiencia en la gestión de los recursos públicos; facilitar al ciudadano el derecho de información de la gestión de los procedimientos; proporcionar herramientas informáticas que faciliten el trabajo y fomenten la simplificación de cargas administrativas; reducir progresivamente el uso de papel en la tramitación de expedientes como también los gastos de tramitación y de envíos postales al utilizar medios electrónicos.
La innovación precisa de la ruptura de la vida cotidiana, por lo que no solo hace falta financiación, sino capacitación. Existen iniciativas donde la comuna instruye a través de plataformas que permiten transmitir conocimientos así como contribuir a la gestación de ideas creativas. Un excelente ejemplo de esto son las plataformas de emprendimiento que cuentan con videoclases, foros de discusión y aulas como soporte.
La tecnología moldea, lo que constituye una precaución a la hora de pensar en términos “smart”; a su favor, es innegable su valor de previsión. La tendencia mundial no es novedad. El término no indica otra cosa que la condición de lo “ideal” en términos de desarrollo y planificación; es ahorro de tiempo y de dinero, piedra fundamental de la gestión de recursos, y es por tanto, una propuesta de valor científico, y como todo aquéllo, de valor anticipatorio.
Así como la reconversión productiva, la sustentabilidad es una decisión que discurre por el camino de la política.

(*) Proyecto Smart City Ushuaia; (**) Economista;

Autor : Nelson Buchs (*) y Andrés Pérez Aguila (**)
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