Nativos intentan hurtar ganado y se desencadena una tragedia
El 13 de enero de 1896

Nativos intentan hurtar ganado y se desencadena una tragedia

13/01/2017
E

n la noche de este día, un grupo selk´nam intenta hurtar ganado de una estancia de San Sebastián, pero la acción es desbaratada, “siendo capturados siete y quedando varios muertos”. Cuando tenía lugar el traslado de los apresados, el 18 de enero, para su posterior embarque a la isla Dawson, los indígenas atacaron y dieron muerte a sus guardianes Eduardo Williamson y Emilio Rojas Traslaviña” (Mateo Martinic B. La Tierra de los Fuegos).
En momentos que ocurrían estos hechos, existía un juego de presiones entre los estancieros y algunos órganos estatales que objetaban la estrategia de erradicar a los nativos de sus tierras ancestrales, y esta manifestación de resistencia selk´nam aportó argumentos a los lobbies ganaderos para imponer condiciones.
El senador chileno Ramón Ricardo Rozas había denunciado las matanzas “e interpeló al gobierno reclamando protección para los naturales”. Coincidentemente, el vecino de Punta Arenas Julián Sardes se presentó a la justicia “acusando a Rodolfo Stubenrauch y en particular a John Mc Rae y a empleados de las estancias Caleta Josefina y Gente Grande de ser cazadores de indios, invocando como testigos a conocidos residentes de Porvenir”.
“Apenas enterado de la triste noticia (el asesinato de Williamson y Traslaviña) Braun solicitó protección al Gobernador, quien de inmediato dispuso que una pequeña fuerza de 6 soldados al mando del capitán de ejército Ramiro Silva se embarcara en el “Antonio Díaz” con destino a la Tierra del Fuego a objeto de patrullar los campos y evitar nuevos desmanes, ordenando además que el “Cóndor” se mantuviese atento para cualquier novedad”.
A partir de estos sucesos, “la cuestión indígena entró en una etapa de guerra abierta. De hecho en adelante ya no habrá consideración alguna para los indios: se les perseguirá sin piedad y se les atacará donde se les encuentre y los que sean agarrados vivos serán enviados a la Misión de Dawson; los indígenas a su turno se fueron haciendo paulatinamente más fieros –para ellos la lucha no ofrecía otra alternativa que responder como pudieran dada la desigualdad de armamento- y comenzaron a menudear las depredaciones a los ganados y cercos de los distintos establecimientos, atacándose inclusive las caballadas de Porvenir. Llevaron su audacia por momentos hasta atentar contra las personas…” (op. cit.).

Autor : Bernardo Veksler
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