Holandeses se extravían por la niebla en el Cabo de Hornos
El 14 febrero de 1624

Holandeses se extravían por la niebla en el Cabo de Hornos

14/02/2017
L

uego de varios días de una intensa niebla, el comandante del navío “Amsterdam”  “suponía que la corriente marina le había llevado al oeste del Cabo de Hornos”. Sin embargo, al recuperar la visibilidad “el 14 al mediodía, vio el cabo a siete millas al WNW” (oeste noroeste). Desde siete días atrás, la niebla que alternaba con intensas lluvias, nevadas y granizo le había impedido poder encontrar alguna referencia costera para ubicar el derrotero del barco, que había quedado a merced del viento y de las corrientes marinas. En una reunión de la alta oficialidad se llegó a la conclusión “que en los últimos doce días habían retrocedido, más que adelantado” (Pablo J. Gallez. Revista Karukinka N° 11).
Como la situación podía tornarse crítica, se hizo necesario renovar las provisiones de agua potable y debieron buscar una bahía o un fiordo cerca del Cabo de Hornos para poder reabastecerse.
Habían zarpado el 29 de abril de Goeree, en el mar del Norte. Se trataba de una flota compuesta por once barcos que debían atravesar el Cabo de Hornos en viaje hacia oriente. Luego de una serie de incidentes con barcos españoles, que les permitió incautar cuatro naves con sus bodegas cargadas de azúcar, y de proveerse en la costa africana, aprovecharon la corriente ecuatorial para atravesar el océano Atlántico.
“Vieron por primera vez tierra en el Cabo de Peñas, en la Tierra del Fuego, el 1° de febrero de 1624. Habían navegado tres meses sin hacer escala, en la esperanza de llegar a la costa peruana por sorpresa. Con esta intención habían dicho, en la costa africana, que se dirigían a Indonesia por el Cabo de Buena Esperanza”.
Luego de divisar la costa fueguina, siguieron rumbo sur, la flota holandesa “pasó por el Estrecho Le Maire con una niebla tan densa que no se podían ver las orillas. La guiaba el piloto Valentín Janssen, que conocía el lugar por haber participado en la expedición de los hermanos Nodal en 1619”, según escribió en el diario de a bordo el cosmógrafo del viaje Jan van Walbeek.  
Hubo un breve espacio de buen tiempo que le permitió avanzar, pero el viento benigno alternaba con la tempestad. Necesitaron un nuevo reabastecimiento que terminó en una matanza por parte de los nativos en la península Hardy, donde sólo sobrevivieron dos de los 19 marinos que bajaron a tierra. A partir de ese episodio, cada desembarco iba a ser acompañado por hombres armados.

Autor : Bernardo Veksler
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