arece que al Boby no le gustó mucho el primer tiempo y de puro aburrido se echó a dormir una siesta en el medio de la cancha. Le pidieron un par de veces que se corriera porque la pelota tenía que seguir rodando, pero se hizo el sota como perro que volteó la olla. Hasta que el “referí” se cansó y le sacó roja directa tras un par de silbatazos. “¡¡Fui a la pelota!!”, protestó a puro ladrido y se fue al trotecito.