ste día, se reúnen los rotarios de la Región Magallánica a los efectos de evaluar la crisis que se había desatado en la economía mundial, a partir del descalabro de la Bolsa de Nueva York. “Los concurrentes escuchan la intervención de Eugenio Herzog, quien luego de analizar los precios de la lana desde 1921 a la temporada 1928/29, presagia instancias muy difíciles para la economía magallánica” (Ramón Arriagada Sepúlveda. Revista Impactos N° 73).
El conferencista, ante la posible mayor caída del precio de la lana, afirmó que “serán los ganaderos y accionistas de las grandes compañías los que verán sus dividendos reducidos, posiblemente algunos estancieros se verán obligados a reducir sus gastos y en vez de hacer sus viajes regularmente todos los inviernos para veranear en Europa o capitales de la América del Sur, lo harán cada dos años”.
Esta situación impactó en los bolsillos obreros, en “la temporada de 1930 la duración de las faenas frigoríficas en los cinco establecimientos chilenos de la Patagonia fue de 84 días, en la temporada de 1931 las faenas sólo duraron 59 días. A partir de 1931 en las concurridas asambleas de los obreros de Campos y Frigoríficos se discute la proposición de los estancieros de reducir los salarios”.
En la Memoria Anual de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego, de septiembre de 1931, se consignó que se había operado una “reducción de gastos generales en 26 mil setecientos cuarenta y ocho libras esterlinas, fundamentalmente conseguidos de la revisión de los Convenios Laborales y la consiguiente rebaja en los sueldos de los operarios”.
Ese descenso de los gastos, permitió la obtención de una utilidad de “90.534 libras esterlinas, en tanto que en el ejercicio anterior se habían logrado ganancias ascendentes a las 334.512 libras esterlinas”.
En 1930, la situación se vio agravada por la intensidad de las nevadas y una primavera con lluvias frecuentes y frío. “Las pérdidas de lanares fueron incalculables, esto se pudo constatar en la marca y esquila de ese año. Lana de menor calidad pero más limpia” (op.cit.).
Esta crítica situación impulsó a los gobiernos latinoamericanos a dejar de lado las recetas liberales e inclinarse por una mayor intervención estatal en la economía, según las orientaciones planteadas por el economista británico John Maynard Keynes, que estaban produciendo la reactivación de la economía norteamericana.
