Opinión

Elegimos decidir

26/02/2018
L

a criminalización del aborto ha sido y es un obstáculo para el ejercicio de nuestro derecho a decidir. Aunque se avanzó en el protocolo de aborto no punible, la interrupción legal del embarazo ha resultado en la práctica inaccesible para las mujeres de nuestro país. La falta de una política pública nacional que respete los derechos sexuales y (no) reproductivos de las mujeres, adolescentes y niñas ha violado su privacidad, ha restringido el acceso a los bienes sanitarios, las ha sometido a tratos crueles, inhumanos y degradantes, las ha discriminado y hasta las ha expuesto a muertes totalmente evitables. La criminalización del aborto no ha disuadido a las mujeres, sino que condenó sus decisiones a la clandestinidad. Así, la penalización del aborto constituyó a la interrupción del embarazo en la principal causa de mortalidad materna, siendo las mujeres pobres quienes han sentido con mayor crudeza la falta de protección del Estado.
El debate que tenemos hoy es un debate sobre salud pública. Es un debate urgente que permita garantizar el acceso a los servicios de salud en condiciones de igualdad, dignidad y seguridad para todas las mujeres. Es un debate fundamental para garantizar un trato no discriminatorio y para visibilizar la realidad de los miles de abortos clandestinos que se realizan en nuestro país. La interrupción del embarazo se ha practicado en condiciones de riesgo lo que ha tenido en muchos casos efectos demoledores para la salud física y emocional de las mujeres. Es fundamental entender la naturaleza del debate y del desafío que tenemos por delante: despenalizar la interrupción del embarazo es defender la vida.
No es un debate moral. Es un debate sobre salud pública, un debate por encontrar una regla que permita desarrollar planes de vida a todas, que permita la decisión libre y autónoma, que genere instituciones que brinden información para una toma de decisiones responsable y para seguir avanzando en una sociedad más justa e igualitaria.
Las mujeres queremos tomar nuestras propias decisiones. Nos levantamos, le decimos basta a la violencia machista; marchamos, gritamos ¨Ni Una Menos¨; nos ponemos de pie, salimos a la calle, paramos. Luchamos por nuestra autonomía. Queremos decidir sobre nuestras vidas, ser las únicas que tengamos palabras sobre nuestros cuerpos.
Las mujeres paramos, debatimos y elegimos decidir.

(*) Secretaria de la Mujer de la Municipalidad de Ushuaia.

Autor : Laura Ávila (*)
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