n forma conjunta con la celebración del setenta aniversario de la ciudad, el intendente Esteban “Chiquito” Martínez inaugura el muro costanero de Río Grande.
La obra, a pocos meses de su inauguración, presentó grietas y luego fracturas y derrumbes. Un par de años después se vino abajo toda la obra y el terreno próximo comenzó a horadarse.
El proceso de evaluación de la obra había comenzado en agosto de 1987, cuando se realizaron “estudios preliminares” del muro de “una longitud de 500 metros”, para contrarrestar la erosión y la “destrucción de la zona costanera”.
En noviembre, el Centro de Estudios de Ingeniería Fueguino (CEIF), con la firma del ingeniero Jorge Garramuño, presentó el “Estudio de suelos para fundación de muro costanero” y aportó una serie de datos técnicos para la realización de la obra. En un párrafo se aconsejó “adoptar las precauciones del caso para garantizar que las erosiones se encuentren dentro de los márgenes permisibles (…) estimándose mucho más factible que el muro costanero pueda fallar por este motivo que por asentamientos del suelo”.
Con la firma de Alejandro Epstein, en diciembre se presentó el “Anteproyecto de la solución del muro costanero constituido en hormigón armado”.
La obra fue adjudicada a la constructora Cóccaro hermanos, que solicitó un estudio adicional de una consultora de Bahía Blanca para encarar la construcción del muro.
“Esta obra fue calculada por ingenieros de Bahía Blanca por encargo y pago de Cóccaro Hnos. de la cual es contador Roque Lapadula, ex secretario de Finanzas de Chiquito Martínez. La dirección técnica estuvo a cargo en un primer momento del ingeniero Héctor Borgatto, luego Ministro de Obras Públicas, por recomendación de Chiquito. Es curioso también que el ingeniero Epstein, uno de los inspectores del municipio en la obra del muro es hoy empleado de la firma constructora. Lo cierto es que nadie quiere hacerse cargo de un inmenso error, desde el ex secretario de obras públicas (devenido concejal) ingeniero Andino (…) hasta la actual administración que negocia con la constructora el eventual no pago de casi un millón de dólares en carácter de garantía por la rotura del muro”. Este fue el final de una costosa obra, al “no cumplir con las especificaciones del proyecto”, que “generó una notable estafa a la credibilidad pública” (Diario Tiempo Fueguino, 3/12/1992).
