na semana después del golpe de estado que desalojó del gobierno y terminó con la vida de Salvador Allende, los militares continúan desarrollando razias en Punta Arenas, produciendo numerosas detenciones de opositores.
Uno de los testimonios que esclareció la represión vivida, fue formulado por Manuel Aguilante Barrientos, quien fue detenido, este día, en Punta Arenas y tras casi cien “terribles días” recluido en un destacamento militar, fue confinado en la isla Dawson.
Aquilante recordó que “en comparación a lo vivido en la unidad naval, allá existían mejores condiciones de vida (…) Existía un tacho donde nos calefaccionábamos y una taza donde hacer nuestras necesidades”. Pero, no dejó de memorar que muchos fueron sometidos a trabajos forzados en condiciones climáticas realmente duras.
Se estima que unas quinientas personas fueron confinadas en esa isla. A fines del siglo XIX, allí funcionó la Misión Salesiana San Rafael, donde eran recluidos los nativos expulsados de sus tierras fueguinas.
Además de los presos magallánicos y fueguinos, los militares alojaron allí “a personalidades de la época como el ex canciller Orlando Letelier, Luis Corvalán, Aniceto Rodríguez, José Tohá, entre otros, debieron soportar el destierro en condiciones que muchos han calificado de humillantes y también inhumanas” (El Magallanes, Punta Arenas, 10/12/2000).
Muchos de los que vivieron esa dura experiencia dejaron su testimonio: en la noche del 17 de septiembre de 1973 “fui sacado de la isla, después de un proceso de tortura absolutamente bestial, con simulacro de fusilamiento incluido, y embarcado en una barcaza que partió rumbo a Punta Arenas, siendo varias veces -en el mismo trayecto- zambullido en las aguas del estrecho. Yo perdí el conocimiento en la tercera zambullida y volví a recobrarlo al día siguiente en el polígono del regimiento Cochrane”, recordó el dirigente comunista Francisco Alarcón, quien remarcó que los procedimientos utilizados en la zona fueron “terroríficos”.
Muchos de ellos fueron traídos a otros recintos de reclusión habilitados en Punta Arenas, en tanto que otros debieron partir al exilio. En tanto, hubo quienes tuvieron que vivir largos meses de desolación en Dawson.
También existieron rumores de que se habrían producido algunas muertes entre las personas que fueron confinadas a isla Dawson, aunque no pudieron ser confirmadas.
