Opinión

El Plan B por una tierra de trabajo, de oportunidades y de futuro

04/10/2018
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ierra del Fuego hoy cuenta con un plan distinto, con una fórmula alternativa a un modo de hacer política que durante muchos años tiñó de mediocridad las prestaciones estatales, olvidándose de los intereses de los fueguinos y declinando de promover el crecimiento de la Provincia.
Fue la llegada de Rosana Bertone al frente del gobierno provincial la que hizo posible poner en marcha un plan serio y responsable, sostenido y sustentable, solidario e inclusivo, innovador y dinámico.
Bien podríamos decir que por oposición a la anémica administración precedente se trató de un Plan “B” dirigido a replantear integralmente Tierra del Fuego con el objetivo de volver a ponerla de pie; a partir de una visión en la cual los principios de soberanía y autonomía volvían a ubicarse en un lugar central de la agenda de trabajo.
Un plan sustentable en el manejo de los recursos públicos provinciales, plenamente consciente de las dificultades de fondo y los antídotos necesarios para la salir de la insostenible situación en la que había sido colocada la Provincia con mayor presupuesto público por habitante del país.
Hasta entonces las posibilidades de crecimiento eran remotas con las ciudades de Ushuaia y Río Grande sufriendo cortes de agua potable en el invierno o durante las noches y hasta las primeras horas de la mañana. Ni hablar en pensar en nuevas inversiones o en resolver el drama de la demanda habitacional cuando no existía posibilidad de nuevas conexiones de gas natural.
Ya parece lejano y algunos se olvidan, pero previo a la puesta en marcha de este plan los jubilados no tenían fecha de cobro de sus jubilaciones y ya habían desistido de ir a percibir al cajero y peleaban en la Justicia por la percepción de sus haberes.
Edificios ya construidos no podían habilitarse porque la transportadora de Gas Natural decía no tener más cupos. Ni hablar de la energía eléctrica. O del abandono del mítico Colegio José Martí y sus alumnos tomando clases detrás de una vidriera en un local comercial sobre la avenida Maipú.

Tolhuin, por su parte, no trataba ni un metro cúbico de sus cloacas.

Antes de la implementación del plan impulsado por Rosana Bertone todo era desidia y abandono, de manera que pensar una opción a ese modelo de fracaso fue concebido como una obligación, no como una opción.
¿Tenía sentido llegar al Gobierno para seguir haciendo lo mismo? ¿Tenía razón de ser que el mayor presupuesto público por habitante de la Argentina fuera para una provincia sin continuidad de agua potable, con falta de cloacas y exceso de contaminación, sin ningún avance en la factibilidad de nuevas conexiones de gas natural y con jubilados que esperaban cada principio de mes oscilando entre la incertidumbre y la frustración?
Estas preguntas fueron respondidas por la Gobernadora con los trazos de un plan. Un plan con su sello, con su impronta. Un plan con la “B” de Bertone, que no solo implicaba dejar atrás una deficitaria gestión provincial sino también contemplar la necesidad de reconvertir Tierra del Fuego a partir de un gobierno nacional que había girado drásticamente el rumbo de la última década.
Fabricar desde la isla para abastecer al mercado interno del continente dejaba de ser una opción por el cambio del modelo económico nacional.
El Plan “B” contempló cumplir con cuestiones elementales que el Estado no brindaba. Nuevas redes de gas natural, el refuerzo de la capacidad de generación de energía, ampliación y construcción de establecimientos escolares, como también la modernización de la totalidad de los centros de salud pública.
Lo propio en cuanto a la ampliación de la Plantas Potabilizadoras en Ushuaia, Tolhuín y Río Grande, junto con la expansión de nuevas redes para llevar agua potable a centenares de familias. Se asumió el desafío de desarticular la paradoja de tener una provincia rodeada de agua que no podía garantizar el normal abastecimiento de agua potable en pleno 2015.
El plan de obras hizo foco en otro tema absolutamente postergado. Las cloacas contaminaban en todo el territorio. La respuesta fue la construcción y rehabilitación de plantas de tratamiento sanitario de Sur a Norte. Por ejemplo, por primera vez en la historia de la capital fueguina, paradójicamente la Reserva Turística y Hotelera tendrá entre 2018 y 2019 una red sanitaria para captar las aguas residuales desde la base de la aerosilla del Martial hasta la avenida Alem.
Pero eso no fue todo. Ejecutar un Plan formidable que contiene más de un centenar de obras públicas de infraestructura tuvo y tiene un impacto directo en nuevos puestos de trabajo, como también en la creación de nuevas oportunidades de desarrollo.
Eso también es parte del plan “B” y un ejemplo de ello, entre muchos otros, es el tendido de la fibra óptica en toda la Provincia, de forma tal de mejorar la interconexión digital y abrir así nuevas oportunidades de trabajo y de crecimiento.
Lo mismo que la apertura de la Ruta del Atlántico, un proyecto ideado para expandir y potenciar las posibilidades turísticas sobre la costa del Canal Beagle, a la vez de plantear un nuevo polo de desarrollo provincial en Puerto Almanza.
Así es como el Plan “B” dejó de ser una apuesta alternativa para ser una firme hoja de ruta capaz de ofrecer soluciones concretas.
Por eso, en tan solo dos años y medio de gestión, pasamos de la no factibilidad de gas a que centenares de familias tengan gas natural en sus hogares a través del Programa ¨LLEGÓ EL GAS¨. Lo mismo ocurrió con el acceso al agua potable, ya que gracias a las nuevas obras entre 2017 y este año más de un millar de familias dejaron de recibir agua por camión y tienen actualmente el servicio por red pública.
Solo en Tolhuín casi 600 casas pudieron conectarse a las nuevas redes, mientras que en Ushuaia las viviendas en la zona de 64 hectáreas del Valle de Andorra y el Barrio identidad Fueguina cuentan con el abastecimiento por red desde el último año.
El Plan “B” también es construir, ampliar y terminar obras. Por esto mismo, recientemente se realizó la apertura de oferta para expandir las redes de agua y cloacas a los barrios Itatí y Quinta 52, a la par que se encuentra en la etapa final el proyecto para llevar agua a los barrios Las Reinas, Cuesta del Valle, 7 Cascadas y Los leñadores.
El plan “B” también es cómo hacer las cosas, es dotar la realización de las obras públicas de total transparencia tanto en las licitaciones como en su ejecución. Todas las obras cuentan con control previo y no existe una sola denuncia por sobreprecios o conductas indebidas desde el inicio de la actual gestión de gobierno.
Esto implica que la totalidad de los recursos públicos destinados a las obras no van a otro lugar que no sean las escuelas, lo centros de salud, las redes de agua, energía, agua y cloacas. Es inversión directa que beneficia a la totalidad de la población, con especial atención en los sectores más vulnerables.
Esto se ve claramente en las viviendas que han dejado de tener calefacción por gas envasado y ya cuentan con gas natural. La inversión efectiva en nuevas redes resuelve una situación de profundad inequidad para vecinos que viven en una provincia productora de hidrocarburos.
En síntesis, en Plan “B” es un Estado eficiente que trabaja por la gente. Son obras que se inician, se terminan y son para toda la vida. Son inversiones para las generaciones que vienen. El plan con la “B” de Bertone es un plan que hizo y seguirá haciendo realidad el sueño de miles de fueguinos que volvieron a creer en que nuestra Provincia es una tierra de trabajo, de oportunidades y de futuro.

Autor : Guillermo Worman
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