ste día, se anuncia en Puerto Deseado el descubrimiento de las ruinas de una fortificación construida durante el dominio español. “La historia de la colonización española acaba de enriquecerse con un hallazgo arquitectónico de gran valor histórico. En las proximidades de la playa, a unos cien metros al oeste del desembarcadero, se están practicando algunas excavaciones cuyo estado ha puesto de manifiesto la existencia de un antiguo edificio en ruinas” (Semanario “El Orden”, citado en “Leoncio Deodat. Descubridor de Historias”).
Se trataba del Fuerte San Carlos, cuyas ruinas fueron descubiertas por Deodat. La construcción del establecimiento fue ordenada por el rey Carlos IV, al crearse “en setiembre de 1789 una sociedad anónima por acciones llamada “Real Compañía Marítima”, con el objetivo de cazar ballenas y lobos marinos, salar cueros y fabricar aceite en la costa de la Patagonia” (María Silvina Casas en “Leoncio Deodat. Descubridor de Historias”).
“Erguíase (…) presuntuosamente soberbio y perfectamente inútil, un fuerte rectangular dentro de un perímetro de 1.025 metros cuadrados. Este fuerte constituía el núcleo defensivo de una población que se levantaba a su derredor. No eran muchos los edificios que proteger, solamente dos. Uno para vivienda del personal directivo y de gente dedicada a la caza y faena de anfibios y otro exclusivamente destinado a la fábrica de aceite (Revista Argentina Austral, citado en “Leoncio Deodat. Descubridor de Historias”).
En febrero de 1790, arribaron 220 personas para construir los edificios y “se abocaron al cultivo de una huerta, pero esta fracasó por las duras condiciones climáticas”. Ante la falta de alimentos el barco se dirigió hacia Buenos Aires en busca de víveres. Pero logró escasas provisiones por la crisis económica.
Luego de tres años de padecimientos, la corona decide el relevo de los responsables porque consideró escasa la productividad de la factoría. Esto generó conflictos y la nueva jefatura decidió dar de baja a todo el personal. La factoría se mantuvo activa hasta 1796.
Tres años después, el rey ordenó el reinicio de las actividades. Fue cuando se construyó el fuerte y la fábrica de aceite.
“Esta empresa de la Corona española llegó a su fin luego de haber sido atacada en 1806 por una fragata” británica. Con las invasiones inglesas de Buenos Aires se abandonó por completo el emplazamiento
