Bridges usa el método selk´nam para cruzar un río torrentoso
El 29 de noviembre de 1898

Bridges usa el método selk´nam para cruzar un río torrentoso

29/11/2018
L

lovía persistentemente cuando los tres salimos del campamento; parecía como si la lluvia no fuese a cesar jamás. La nieve se iba derritiendo rápidamente en las montañas y los ríos desbordaban. Evitábamos en lo posible cruzarlos; cuando sólo nos separaban seis kilómetros del hogar, nos enfrentamos con el río Varela (...) estaba en plena creciente. Sus aguas oscuras arrastraban grandes ramas y de vez en cuando algunos bloques de hielo pasaban a gran velocidad” (E. Lucas Bridges. El último confín de la Tierra).
En plena construcción del sendero para comunicar Harberton con la estancia que los Bridges proyectaban fundar más al norte, que sería bautizada “Viamonte”, Bridges junto a los selk´nam Halimink y Chalshoat hicieron un alto en los trabajos y emprendieron el regreso a Harberton para reponer  provisiones y afilar las hachas.
“Hubiese sido una locura que un hombre solo lo hiciera, porque la corriente lo habría arrastrado, pero estando en grupo se podía emplear el sistema propio de los onas. Nuestro primer paso consistió en cortar un palo de poco más o menos dos metros y medio. Luego nos sacamos toda la ropa, no para conservarla seca, pues ya estaba empapada, sino porque ella, especialmente los pantalones, resultaría un impedimento en el agua correntosa”. Con el rifle, las tres hachas y “la ropa hicimos tres fardos que (…) cargamos en los hombros”.
El sistema selk´nam consistía en que “uno de los hombres, el más fuerte, tomaba el palo y entraba al agua y enfrentaba la corriente. Sujetaba el palo con ambas manos, lo más separadas posible, apoyaba un extremo contra su hombro y el otro en el fondo del río para contrarrestar la fuerza del torrente y desviar las embestidas de los trozos de hielo y las ramas (...) Los demás se colocaban detrás de él bien asidos unos a otros. Cuando todos estaban ubicados, el primero sacaba el palo del agua y lo hundía en el fondo del río un poco más cerca de la otra ribera; mientras tanto, los otros empleaban toda su fuerza para sostenerlo en esta difícil maniobra. Cuando el palo estaba sólidamente plantado en su nueva posición, los demás avanzaban un poco, repitiendo esa maniobra una y otra vez” (op.cit.).   
 A pesar del esfuerzo, la intentona no prosperó y debieron retornar a la costa. Para cruzarlo hacharon un árbol que cayó sobre el río y aferrados al tronco pudieron llegar a la otra orilla.

Autor : Bernardo Veksler
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