Denuncian el despojo sufrido por una familia de nativos
EL 7 DE ENERO DE 1959

Denuncian el despojo sufrido por una familia de nativos

07/01/2019
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n la edición de este día, el periódico “La Chispa” de Esquel publica un artículo referido a Colonia Cushamen y al continuo despojo de sus propiedades sufrido por la tribu Ñancuchi Nahuelquir.
La Ley 1501, del 20 de octubre de 1899, había adjudicado a esa comunidad una reserva de doscientos lotes de 625 hectáreas cada uno.  
“Con posterioridad llegó a la zona un ciudadano árabe de nombre Juan Sfeir quien solicitó al jefe aborigen Rafael Nahuelquir le alquilara la casa en que este vivía, en el lote 140 de la colonia, hasta tanto él pudiera establecer una población. El señor Sfeir nunca pagó un centavo a Rafael Nahuelquir, y además se negó a entregar la casa, que luego vendió con mejoras de su propiedad a otro ciudadano árabe” (Osvaldo Bayer. La Chispa).
Nahuelquir, viendo que sus intentos por recuperar su propiedad resultaban infructuosos, decidió viajar a Buenos Aires, para reclamar ante la Dirección Nacional de Tierras. “Allí le informaron que ese lote era de su propiedad y que los intrusos debían pagarle el alquiler y entregar las mejoras”, y se le entregó “una nota en la que se explicaba claramente la situación y una copia del título a su nombre para que pudiera exhibirlo ante las autoridades locales”.
Pero, al regresar Nahuelquir, sufrió “aparentemente” un “síncope cardíaco” y desapareció “todo rastro de la documentación”. Sus herederos, varios hijos menores de edad y su esposa “también aborigen y analfabeta”, fueron embaucados por “un señor de apellido Miranda, vecino del predio”, quien fue nombrado depositario de todos los bienes contra la voluntad de los herederos.  
 Un tasador fijó sus honorarios en 160 pesos y los herederos lo abonaron. “Varios años después el individuo Luis Zuschiag inicia juicio ante el Tribunal de Esquel contra la sucesión Nahuelquir”, aduciendo que no fueron pagados sus honorarios.
“El juez ordenó el remate de los bienes de la sucesión” y se concretó “sin notificar a los herederos quienes se vieron sorprendidos al ver rematados sus animales vacunos, lanares y yeguarizos, sus útiles de labranza, carros, sogas, etc.”. El remate benefició a la misma persona que había cobrado de los herederos y que luego lo negó.
“Del dinero obtenido en el remate los herederos no han recibido hasta la fecha un solo centavo. Les queda la casa habitación que se negaron valientemente a desalojar” (op.cit.).

Autor : Bernardo Veksler
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