Los primeros pobladores del estrecho salen a cazar pingüinos
EL 10 DE ENERO DE 1587

Los primeros pobladores del estrecho salen a cazar pingüinos

10/01/2019
E

ste día, Alonsito, uno de los pobladores, “a unas tres leguas” de la ciudadela de “En Nombre de Jesús”, descubre “una gran colonia de pingüinos”. Al pedir ayuda, sólo logra ser acompañado por un soldado y el carpintero, según la recreación, escrita por Enrique Inda, de la historia de la primera localidad fundada por los españoles, en la costa del estrecho de Magallanes.
“El resto de los soldados, aún sabiendo que no había comida, sin embargo se quedaron en sus refugios hablando, discutiendo, tirados, sin ánimo para nada. Ni siquiera salían a buscar leña, cada día más escasa y lejana. Pero eran los primeros en presentarse a comer cuando otros conseguían cazar un lobo o un guanaco (…) La dejadez de los pocos soldados que aun quedaban, corría pareja con su total falta de solidaridad e interés por su propia subsistencia” (Los sobrevivientes del Estrecho).
Una semana después regresaron los cazadores. “Venían pesadamente cargados con gran cantidad de pingüinos, prolijamente destripados para no arruinar sus pieles”. Habían realizado “una caminata de ocho leguas, entre ida y vuelta. Llegaron muertos de cansancio, con los pies llagados por las piedras sueltas del camino. Pero estaban muy contentos por el buen resultado de la cacería”. Señalando al llegar que “si otros más nos hubieran acompañado, habríamos podido traer más pingüinos para todo el invierno”.
Las divergencias se fueron agudizando durante los tres años de aislamiento y penurias en que vivieron los vecinos de “En Nombre de Jesús”, muchas de ellas culminaban en rencillas y hechos de sangre, otras en rebeliones y ejecuciones sumarias. La crisis del proyecto se fue agudizando por el desamparo en que quedaron después de la partida de Pedro Sarmiento de Gamboa. El autor de la iniciativa de poblar y fortificar el estrecho, fundando sendas ciudadelas para evitar las incursiones de los piratas ingleses, había regresado a España en busca de auxilio, pero nunca retornó.
En ese contexto, los pobladores del emplazamiento español sobrevivieron a duras penas, de los 338 españoles que desembarcaron, en 1584, sólo continuaban vivos 14 hombres y tres mujeres, cuando arribó el corsario inglés Tomas Cavendish, en 1587. De todos ellos sólo uno fue aceptado a bordo, Tomé Hernández; de los restantes sus rastros se perdieron en la Patagonia, en medio del más rotundo fracaso del proyecto colonizador.

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