ste día, en la isla Decepción, las dotaciones argentinas y británicas deciden llevar a cabo una confrontación deportiva, como forma de aliviar la escalada de tensiones que se vivían, debido a la política del gobierno nacional de concretar el ejercicio de la soberanía en la Antártida. El partido de fútbol constituyó el primero librado en ese continente y el resultado final fue de 1 a 0 a favor de los ingleses.
“Londres se resistía a dejar atrás los tiempos coloniales en el Atlántico Sur (…) tomó la decisión de continuar con el “Falklands Islands Dependencies Service” con el objetivo de contrarrestar las acciones argentinas y explorar el potencial económico del territorio” (Pablo Fontana. La pugna antártica).
El gobierno de Juan Perón, además de haber sido nombrado por la Asamblea General de la ONU como miembro no permanente del Consejo de Seguridad, había iniciado una política ofensiva en la ocupación del espacio territorial soberano. La temporada había comenzado tempranamente. “En octubre y noviembre una serie de barcos argentinos visitaron la Isla Decepción”. Los navíos “Bouchard”, “Granville”, “King”, “Ministro Ezcurra”, “Pampa”, “Charrúa”, “Muratore” y “Esiv Brunt” sucesivamente anclaron en la isla y descargaron equipamiento y materiales para la construcción de instalaciones y refugios, rampa para izado de hidroaviones, estación de radio, laboratorio fotográfico, metereológico y de electricidad atmósferica. “Como si esto fuera poco eran también sobrevolados por el nada discreto hidroavión Grumman Goose y recibían una lancha de desembarco. El 13 de diciembre los súbditos de la corona quedaron atónitos al observar como un avión cuatrimotor argentino lanzaba grandes paquetes sobre los barcos argentinos, los cuales contenían el correo y órdenes para los mismos”.
Todo este despliegue argentino produjo inquietud en Londres y Washington temió que estallara un conflicto armado. “Los británicos estaban exasperados por esta acción y en reuniones de gobierno se discutió la posibilidad de expulsar a las dotaciones argentinas utilizando las fuerzas armadas, pero se desistió de la idea para no perjudicar las relaciones con Argentina, debido a la dependencia de las importaciones de sus alimentos y, hecho no menos importante, a que en ese momento se estaba negociando la compra de los ferrocarriles británicos en el país” (op.cit.).
