n una helada noche de Múnich, nace Gunther Plüschov, quien se convertiría en una figura precursora de la aviación americana austral. A los cuatro años, la familia se trasladó a Roma y allí desarrolló su intrépida inventiva. “Las historias que de pequeño escuchó tuvieron un papel fundamental en su vida; esos relatos alimentaron su ya fecunda imaginación y el papel del heroico vencedor le sentaba muy bien” (Roberto Litvachkes. Pluschov secreto).
A los once años ingresó a la Academia de Cadetes de Plön para su formación militar. Allí, se inició su vínculo con Tierra del Fuego: “cayó ante mis manos una curiosa fotografía. En esta fotografía figuraba un crucero alemán, anclado delante de un glaciar rodeado de una magnifica selva: ¡era en la Tierra del Fuego! Mi fantasía infantil dio un vuelo hacia aquellas tierras y mi alma, que no había conocido otra cosa, vuelvo a repetirlo, que las bellezas naturales y los goces de una libertad deliciosa, se sintió de pronto embargada por la nostalgia (…) aquella fotografía produjo en mí una sensación tal que no pude menos que conservarla, y la clavé más tarde en la puerta de mi armario ropero, en donde permaneció siete años, convirtiendo aquel mueble en una especie de templo donde iba yo a buscar refugio y consuelo en mis horas tristes, cuando la desesperación me arrancaba un grito de dolor mudo y me hacia añorar el vuelo hacia el lejano mundo, saliendo de aquella detestada cárcel” (Gunther Plüschov. El Cóndor de Plata, citado por Litvachkes).
Pudo ingresar a la marina, donde realizó un viaje de instrucción por los mares del Norte, Mediterráneo y Egeo. Pero, después descubrió su pasión por la naciente aviación y comenzó su instrucción en Berlín. Luego, con el inicio de la Primera Guerra Mundial, tuvo la oportunidad de exhibir sus habilidades y pericia en la aeronavegación.
Una vez terminada la conflagración, sus viejos deseos de conocer el sur crecieron y con la adquisición de un navío, bautizado “Feuerland” (Tierra del Fuego), y un hidroavión, el “Cóndor de Plata”, emprendió el camino para consumar su sueño.
El 3 de diciembre de 1928 concretó su primer vuelo austral y maravilló a las poblaciones de Punta Arenas, Porvenir y Ushuaia. Años después, su pasión no pudo sobrellevar un desperfecto y un accidente puso fin a su carrera, en 1931, en las cercanías de lago Argentino.
