Una lluvia de cenizas permite detectar un volcán en el Beagle
EL 18 DE FEBRERO DE 1926

Una lluvia de cenizas permite detectar un volcán en el Beagle

18/02/2019
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n la edición de este día del diario “El Magallanes” se publica la noticia de la presencia de precipitaciones de cenizas volcánicas en el canal de Beagle, detectadas por un navegante que había partido de Ushuaia. El hecho se había producido quince días antes, a las dos de la tarde, cuando “Emilio Krsanac, patrón de la goleta “Fortunato Viejo”, que navegaba por el brazo noroeste del canal Beagle en ruta de Ushuaia a Punta Arenas y, según su estimación se hallaba a unas sesenta millas del primer puerto (longitud meridiana aproximada de la isla Cook), se topó con una densa nube formada por lluvia fina de ceniza que se extendía por unas cinco millas y que aquél atribuyó a un volcán que podría existir en la Cordillera Darwin, a juzgar por la dirección del viento” (Mateo Martinic B. Registro histórico de antecedentes volcánicos y sísmicos en la Patagonia austral y la Tierra del Fuego).
La actividad volcánica en la zona austral tenía antecedentes: “El centro volcánico del sur de la Tierra del Fuego (San Clemente, Cook) fue el primero del que se hizo registro comprobado de actividad”. La primera observación fue “del capitán Josselin Gardin en 1712”. Luego, la del “capitán Basil Hall en la noche del 25 de noviembre de 1820 cuando al mando del H.M.S. “Conway” cruzaba desde el estrecho Le Maire hacia el cabo de Hornos. El y su gente pudieron contemplar la erupción de un volcán, que, según lo describió después el oficial, conformó un verdadero espectáculo pirotécnico que prosiguió con intermitencias durante toda la madrugada del 26. Hall estimó que el centro activo distaba unas cien millas hacia el interior del archipiélago fueguino”. Su ubicación fue fijada  “en las coordenadas 54g 48'S y 62g 52'0”.
Estos registros impulsaron “la expedición ítalo-argentina a la Tierra del Fuego en 1883, dirigida por el capitán Giovanni Roncagli, de la Marina Real de Italia, aunque nada consiguió adelantarse en la materia”.
En 1978, una comisión geológica del Instituto de Investigaciones Geológicas chileno “encontró casualmente domos y conos volcánicos en la isla Cook con demostraciones de actividad posteriores a la última glaciación de Fuego-Patagonia. A partir de entonces y sobre la base de los antecedentes históricos compulsados por nuestra parte, se estimó que allí estaría situada la caldera activa, a la que se denominó volcán Cook “ (op.cit.).

Autor : Bernardo Veksler
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