El primer “okupa” antártico habita la única edificación privada
EL 21 DE ENERO DE 1989

El primer “okupa” antártico habita la única edificación privada

21/02/2019
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l checo Jaroslav Pavlíček comienza a habitar la base “Eco Nelson”, ubicada en la bahía Maxwell de la isla Nelson, en el archipiélago antártico de las Shetland del Sur. Los edificios construidos tienen carácter no gubernamental.  “Este enclave se ha convertido en la única base privada de la Antártida, lo que sienta un peligroso precedente de cara al turismo en un continente consagrado a las actividades científicas y donde hay una especial protección ambiental” (Diario El País, Madrid 13/6/2017).
La base está compuesta por un edificio principal, que tiene varias habitaciones y dos instalaciones menores adyacentes, todas construidas en madera y forradas con arpillera en su interior. En el área de la playa, a una cuadra del edificio principal, hay una pequeña unidad de almacenamiento que contiene bolsas y cuerdas, junto con bidones de combustible.
“Se buscan voluntarios de cualquier edad —incluidos niños y discapacitados— para experimento de supervivencia extrema en la Antártida. La estancia mínima es de mes y medio y la máxima de un año. Los costes, de hasta 5.000 euros, corren a cargo de los voluntarios. El alojamiento y la comida son gratis”. Este es el aviso publicado la página web de la base para recibir visitantes.
Sólo hospeda a voluntarios de todo el mundo (hasta nueve personas), que estén dispuestas a un régimen de supervivencia con énfasis en la ecología. Tiene también limitaciones en el equipaje permitido y el uso de agentes químicos. Todos los residuos deben ser transportados de regreso.
Su objetivo era causar el menor impacto ambiental posible. “Quedaba prohibido usar detergente, jabón, champú o dentífrico. Los platos se chupaban hasta dejarlos limpios. Cada voluntario puede traer solo ocho kilos de objetos personales y tras su estancia debe llevarse todos sus residuos. La base está equipada con jergones, estufa, algunos libros; lo esencial para vivir” (op.cit.).
Hasta 2015, ya con 72 años, Pavlicek seguía viajando a “Eco-Nelson” y continuaba  invitando por correo electrónico a los voluntarios interesados en visitar su base.
Actualmente, “Pavlicek ya no viaja a la Antártida”, aseguró un funcionario de la cancillería checa, que reconoce que hay una dificultad legal para cumplir las recomendaciones de tirar abajo la base, dado que se construyó antes de que se firmase el Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente de 1991 (op.cit.).

Autor : Bernardo Veksler
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