Se inaugura en Ushuaia el primer orfanato de la Patagonia
EL 22 DE MARZO DE 1879

Se inaugura en Ushuaia el primer orfanato de la Patagonia

22/03/2019
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ste día, la Misión Anglicana de Ushuaia inaugura un orfanato, que se convierte en el primero de esas características instalado en la Patagonia. “El lugar disponible era para 18 niños y desde el comienzo hubo 16”. Fue inaugurado el día del aniversario de la llegada de Allen Gardiner a los canales fueguinos. (Rodolfo Cananor. Cronología patagónica).
Las instalaciones del orfanato consistían “en una gran sala, bien calentada, dos dormitorios, una cocina y varios anexos, inclusive una gran sala para albergue de náufragos. La capacidad máxima era de cuarenta niños, pero el número era muy variable, aunque llama la atención lo elevado. En 1881 era de 23 y de 25 al año siguiente. De este año tenemos la lista por nombre; además en la mayoría de los casos se menciona a una persona que lo sostenía” (Arnoldo Canclini. La Vida en el Fin del Mundo 1869-1884).
Cabe consignar que los niños del orfanato fueron integrados a las actividades escolares junto a los hijos de las familias nativas que se instalaron en las inmediaciones de la sede anglicana. “La iglesia servía también de aula y los hijos de los misioneros iban a la misma clase que los indígenas; un gran pizarrón ocupaba el frente y los alumnos tenían pequeñas pizarras individuales”.
Los pastores brindaban enseñanza religiosa y luego se dedicaban a “la enseñanza general (…) la escuela para los pequeños ocupaba toda la mañana de diez en adelante. En esos momentos, las clases se daban en dos cursos diferentes, de acuerdo a la edad y adelanto de los discípulos. Oficialmente, el maestro era (John) Lawrence, pero (Thomas) Bridges ayudaba a menudo”.
Además, se habían introducido técnicas pedagógicas de avanzada para la época. “Uno de los sistemas de enseñanza que más interesaba a los indios era, sin duda, la linterna mágica”, los alumnos la reclamaban como una gran atracción, “las colecciones de diapositivas debían ser pasadas repetidamente”.
Bridges “contaba que los pequeños sabían leer y escribir correctamente, contar para adelante y para atrás, con números ordinales y cardinales, conocían los nombres de los días y de los meses y sabían los de los países de América, sus ciudades y ríos principales, su idioma y sus importaciones y exportaciones.
Había mucha diferencia entre los alumnos. Los más eran perezosos, pero algunos de ellos llegaron a destacarse e inclusive a compartir la enseñanza” (Canclini, op.cit.).

Autor : Bernardo Veksler
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