Narran a Gusinde una leyenda muy popular entre los selk´nam
EL 7 DE MAYO DE 1922

Narran a Gusinde una leyenda muy popular entre los selk´nam

07/05/2019
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lrededor de esta fecha, José Cikiol le cuenta a Martín Gusinde una leyenda muy popular entre los selk´nam.
El protagonista era Kaskoyuk, quien “siempre fue muy vivo y astuto, los rivales le temían mucho. Nadie podía superarlo, porque siempre se escapaba indemne. Su esposa era muy hermosa”. La había instruido “que si en alguna ocasión la raptaban, debía seguirlos con torpeza, lentamente (…) y le prometió que él la seguiría y la liberaría” (Los indios de Tierra del Fuego. Los selk´nam).
Tenía un hermano muy compañero. “Ambos eran igualmente capaces y astutos. A veces los dos solos enfrentaban a todo un grupo de enemigos. Nadie podía ultimarlos porque eran muy ágiles”.
La gente de Kaskoyuk acampaba en la zona de Policarpo. Esperaban en torno a la hoguera que llegaran las mujeres y los niños. Como estaban enfrentados con otro grupo, las mujeres y los niños avanzaban por caminos más seguros.
Pero, dos rivales habían capturado a la mujer de Kaskoyuk y la llevaban hacia su campamento. Pronto se dio cuenta del secuestro y junto con su hermano decidieron seguir las huellas para no permitir la afrenta ocasionada.
Durante la marcha, la esposa de Kaskoyuk se quedaba detrás de los secuestradores. “Los hombres la increpaban y la empujaban (…) instándola a seguirlos”. Hasta que llegaron a la toldería.
Kaskoyuk la pudo alcanzar, pero ante tanta desigualdad y vigilancia prefirió esperar la oportunidad. A la mañana siguiente, se levantó el campamento, cuando “había guerra, nadie permanecía en el mismo lugar. Los dos hombres marcharon con la mujer de Kaskoyuk”.
Así avanzaban, pero la mujer continuaba con su táctica de fingir cansancio y caminar con lentitud. “De este modo los tres se habían retrasado considerablemente respecto de la demás gente”. Hasta que sólo uno se mantuvo junto a la mujer.
Mientras esperaba que lo alcance, encendió una hoguera. Al rato llegó y se sentó junto a él. “El hombre comenzó a acariciar a la mujer; la abrazaba y se acostó sobre ella. Ella lo dejó hacer”. Ya había visto entre los árboles a Kaskoyuk. Quien aprovechó esa distracción para dispararle una flecha y matarlo. Luego, otros dos enemigos siguieron la misma suerte. Así pudo rescatar a su mujer.
Los dos hermanos siempre se mantenían muy unidos. “Cuando ambos alcanzaron una avanzada edad, abandonaron esta tierra. No murieron, pero nadie sabe donde se encuentran ahora” (op.cit.).

Autor : Bernardo Veksler
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