Los holandeses buscan una vía al Pacífico al sur del estrecho
EL 14 DE JUNIO DE 1615

Los holandeses buscan una vía al Pacífico al sur del estrecho

Este día, los capitanes de alta mar Willem Schouten y su hermano Juan zarpan del puerto de Hoorn, a bordo de los navíos “Eendracht” y “Hoorn”, con la misión de encontrar una vía al sur del estrecho de Magallanes. Pretendían eludir el monopolio que ostentaba la Compañía Holandesa de las Indias Orientales en la apetecida ruta a Extremo Oriente, que, además del estrecho, también dominaba la ruta del cabo de Buena Esperanza. La expedición, que contaba con la autorización del príncipe Mauricio de Nassau, llevaba embarcado a Jacob Le Maire, hijo del empresario financista del viaje, que actuaba como su representante en la aventura.
14/06/2019
E

l “Hoorn” se incendió en las costas de la Patagonia y la expedición debió continuar con un solo navío. En enero de 1616, el “Eendracht” entró a un pasaje marino que bautizaron “Le Maire” y, tras varios días de navegación, divisaron tierra más al sur, que denominaron "Kaap Hoorn". El nombre luego derivó en cabo de Hornos y fue considerado como el extremo austral de Tierra del Fuego. Recién ocho años después se pudo precisar que se trataba de una isla integrante del archipiélago.
De esta manera, se inauguró una ruta que fue muy utilizada por los barcos mercantes que conectaban Europa con Asía y Oceanía.
El tránsito se intensificó en el siglo XVIII con el notable aumento del comercio mundial requerido por la expansión industrial que se operaba en Europa. Desde allí se llenaban las bodegas de productos elaborados con nuevas tecnologías y regresaban abarrotados de materias primas como algodón, lanas, granos y oro, entre otros.
También era la ruta utilizada para conectar ambas costas de los Estados Unidos.
La elevada cantidad de naufragios que se produjeron en ese tránsito no fue un impedimento para el desarrollo de esta peligrosa ruta marítima, pesaba mucho más la avidez de fortunas que el riesgo que implicaba su navegación.
Llegó a tal punto la consideración de los que superaron el desafío del cabo de Hornos, que los marinos que sobrevivían al ímpetu de sus aguas y a las tempestades en la confluencia de los dos océanos recibían un arete de oro, que colocaban en su oreja izquierda y lucían con orgullo toda su vida.
Luego se conformó una cofradía que nucleó a los que se atrevieron y pudieron contar la aventura. Un monumento en el cabo de Hornos los homenajeó, reflejando la templanza y valentía de los  que navegaron por esas aguas.

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