Una de las internas del presidio es arrestada por ebriedad
EL 25 DE JULIO DE 1898

Una de las internas del presidio es arrestada por ebriedad

25/07/2019
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ste día, Adelina Delpino es arrestada por ebriedad y, a las primeras horas del día siguiente, puesta en libertad por orden de algún superior, según consta en los registros. Se trataba de una de las nueve mujeres que formaron parte de las penadas enviadas, dos años antes, para ocuparlas “en la colonia de reincidentes que se está formando en Ushuaia y en la cual se establecerá un taller de mecánica, de carpintería de obra blanca y de ribera” (Jorge Castelli y Patricia Halvorsen. Esas Mujeres).
Las mujeres, que habían viajado voluntariamente, estaban condenadas por vagancia, prostitución, adulterio o participación en incidentes. Contaban con edades de entre 18 y 30 años.  
El más entusiasta con la posibilidad de radicar a las penadas era el gobernador Pedro Godoy, quien opinaba que “toda esa gente puede ser utilizada con bastante provecho en aquellas apartadas costas; sólo le preocupa esta dificultad, con la cual tropezará: la falta de ropa para las mujeres que van y que vayan después”.
En un reglamento redactado por Godoy, para el recién creado presidio, establecía que las mujeres podrían “contraer matrimonio en el Establecimiento, aunque sea con un preso” y los penados “disponer hasta la mitad de su peculio para atender las necesidades de sus familias si las tuvieran con ellos”. Fundado en su proyecto de que esas parejas puedan “habitar fuera del establecimiento con su familia, si fuere casado” y poder tener el “derecho a un solar y material necesario para construir habitación para su familia”.
No obstante estos loables propósitos, “las mujeres que llevó el gobernador de Tierra del Fuego no la pasan muy bien en aquellas apartadas regiones, pues la ropa es sumamente escasa y los vicios que las dominan las hacen inhábiles para ocuparlas con éxito”, aseguró el propietario de un aserradero.
Uno de esos vicios era el alcohol, que eran consumidos abundantemente por las reclusas. Por esa razón, el jefe policial dictó un edicto por el cual “se prohíbe a cualquier persona facilitar bebidas alcohólicas tanto a los presos como a las presas”.
Godoy, siete meses después de que llegaran, exaltó el hecho que “de las presas se han casado seis, tres con presos y otras tres con habitantes del territorio” y optimista sostuvo: “Esto da la medida de lo que se obtendría el día que el establecimiento funcione”, le escribió al ministro de Justicia (op.cit.).

Autor : Bernardo Veksler
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