Conceden el permiso para abrir un prostíbulo en Río Grande
EL 10 DE SETIEMBRE DE 1926

Conceden el permiso para abrir un prostíbulo en Río Grande

10/09/2019
E

ste día, “se le concede permiso a Encarnación Ruiz para establecer una casa de lenocinio en el local de propiedad de don Simón Imperial hasta tanto pueda construir un local adecuado (…) Imperial era de los primeros ocupantes del pueblo, no sabemos hasta donde su implicancia en el negocio” (Jorge Castelli y Patricia Halvorsen. Esas mujeres).
Hubo otros intentos de aprovechar la prevalencia de hombres solos en la aldea fueguina. “A principios del siglo XX, un empleado de Lucas Bridges, ‘cansado de este país poblado sólo por hombres, se había alejado con la intención de construir una casa cerca de Río Grande y hacer venir desde Punta Arenas unas cuantas mujeres jóvenes para que lo ayudasen en la venta de bebidas y otras delicias de la civilización’”.
En abril de 1926, Carmen Lamelas había solicitado al jefe de la Policía una habilitación para abrir un prostíbulo. Éste informa a la Gobernación que no hay impedimentos para acceder a ese pedido: “Esta jefatura entiende que a ella le corresponde llevar a la práctica lo resuelto en la Conferencia de Gobernadores en el año 1913, la cual fue aprobada por el Poder Ejecutivo y que en dicha conferencia existe lo concerniente a permisos de esta índole por cuanto no hay disposiciones que la deroguen y en la parte pertinente dice: ‘En los pueblos donde no exista Municipalidad no podrán establecerse casas de tolerancia sin el previo permiso de la Policía’. Siendo así el presente expediente no se ha hecho su tramitación en forma debida por el Comisario de Río Grande. El informe producido por el Comisario del Departamento no llega ni a una remota conclusión clara y precisa, dejándose traslucir únicamente la poca voluntad del comisario en que se establezca en aquella población una casa de esta naturaleza” (op.cit.).
Dando la impresión que doña Carmen no logró contar con la habilitación de su emprendimiento. Pero, unos meses después, doña Encarnación pudo cumplimentar el trámite exitosamente y comenzar con la actividad.
Así se inicia la historia de estos establecimientos en Tierra del Fuego, estrechamente vinculados a la sociedad fueguina. Esos lazos aún perduran, sobrellevando prohibiciones, regulaciones y discursos encendidos. En no pocas ocasiones, estuvieron vinculados a lamentables episodios de explotación, tráfico e imposición de la actividad prostibularia a mujeres indefensas.

Autor : Bernardo Veksler
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