a Cámara de Diputados de la Nación, este día, interpela al ministro de Agricultura Exequiel Ramos Mejía, acusado de “dilapidar los dineros públicos”, al haber suministrado apoyo a la Comisión de Estudios Hidrográficos para relevar las cuencas patagónicas, con el fin de realizar obras que posibiliten el aprovechamiento de los ríos para el riego, la navegación y evitar las inundaciones.
Los diputados solicitaron la renuncia de Ramos Mejía, pero el presidente Roque Sáenz Peña lo sostuvo en el cargo.
La vocación de Ramos Mejía de desarrollar la región se instrumentó en el Congreso Científico Internacional, realizado en 1910 en Buenos Aires. Uno de los asistentes fue el doctor en geología Bailey Willis.
Ramos Mejía se entrevistó con él y le propuso explorar la Patagonia. Willis “intrigado por conocer un territorio del cual había oído hablar con cierto halo de leyenda, aceptó. En primera instancia propuso efectuar un estudio topográfico y, acto seguido, la investigación geológica en la zona comprendida entre San Antonio y lago Nahuel Huapi” (Roberto Hosne. Patagonia. Leyenda y realidad).
Luego de varios meses de estudio, “Willis hizo saber a Ramos Mejía que estas tierras fiscales con el riego aumentarían notablemente su valor y, también, que en otras áreas del norte patagónico habían ubicado tierras aptas para cultivos de secano”. Alentaba a la realización de las obras y proyectó que, de realizarlas, la región tenía un potencial de desarrollo similar al ‘Far West’ norteamericano.
Cuando la Dirección de Irrigación manifestó su oposición a la inversión propuesta y frenó la obra, Willis opinó que “los ataques en el Congreso al señor ministro Ramos Mejía y a su política de desarrollo nacional continuaron con violencia y acritud creciente”.
Seis meses después de elevado el estudio de Willis, su director informó que, en momentos que se llevaba a cabo su análisis, “lamentablemente” fue alcanzado por las llamas del incendio que afectó el sitio donde se estaba haciendo su evaluación.
También, Ramos Mejía propuso un audaz proyecto de trazado de líneas férreas, que empezaría en San Antonio y tendría estación terminal en Valdivia, Chile.
Finalmente, el tendido de las vías se pudo concretar sólo parcialmente, hasta que la prédica de los objetores impuso su cancelación. El peso de los intereses de los estancieros bonaerenses logró hacer frustrar el proyecto.
