ste día, Pedro Sarmiento de Gamboa zarpa “del puerto del Callao” con “dos naves, ‘Nuestra Señora de la Esperanza’ y ‘San Francisco’. Los expedicionarios fueron tomando posesión de puertos, ríos, canales e islas durante la travesía, cruzaron el estrecho de Magallanes y retornaron a España en septiembre de 1580 por la ruta atlántica. En esta ocasión, además de la información, transportaron a tres indígenas que serían presentados a Felipe II y que deberían regresar a América como intérpretes en un viaje posterior” (Guillermo Giucci. Tierra del Fuego: la creación del fin del mundo).
Sarmiento de Gamboa había sido nombrado capitán superior de la expedición de reconocimiento. La instrucción del virrey del Perú “especificaba la obligación de registrar con cuidado las singularidades de la tierra y el mar. Sarmiento de Gamboa debía asimismo tomar posesión en nombre del rey de todas las tierras halladas y dar testimonio ante escribano público. Los indígenas debían ser bien tratados y nada de ellos debía ser tomado contra su voluntad, para que fuese posible obtener información de utilidad. Se debía averiguar si había especiaría o drogas aromáticas, por lo cual se llevaban algunos géneros de especias de muestra, como pimienta, clavo, canela, jengibre y nuez moscada. Especialmente importante era indagar si había metales y su calidad; y si había algún género de piedras preciosas estimadas en España”.
Luego de arribar a España, Sarmiento de Gamboa informó sobre los riesgos de la exploración, entre los que destacó los “grandes golpes de mar que entraban en el navío” y los peligros de la navegación en el estrecho. “Aconseja traer la sonda en la mano para evitar los bancos de arena y se queja de la falsedad de las relaciones anteriores sobre la geografía del estrecho”. Además de estas imprecisiones en las mediciones de la longitud, añade “una reflexión más amplia sobre la responsabilidad acerca del conocimiento, donde se culpa a los expedicionarios anteriores por la falta de diligencia en hacer derroteros. Los conocidos, argumenta Sarmiento, eran perjudiciales y dañosos, y hacían peligrar a las armadas que se regían por ellos” (op.cit.).
Esta aproximación al estrecho impulsó una incursión posterior, que se concretó en la gran expedición con 23 navíos y unos tres mil hombres a bordo, que contemplaban la fundación de las primeras poblaciones en la zona austral.
