Holandeses sufren dos meses de tormentas en cabo de Hornos
EL 17 DE OCTUBRE DE 1599

Holandeses sufren dos meses de tormentas en cabo de Hornos

17/10/2019
E

ste día, después de soportar dos meses de intensas tormentas, la flota comandada por los holandeses Willem Schouten y Sebalt De Weert deciden lanzar “otras dos anclas” y por “un tiempo evitaron el peligro” de ser empujados hacia la costa. Los navíos ‘Fe’ y ‘Fidelidad’ resistían el temporal, pero, al amanecer, “como los cables estaban muy mellados, entendieron que era inútil destinar más tiempo a ello y que era “un peligro real” permanecer en ese golfo. Se fueron de allí “con el disgusto del capitán De Weert, quien dejaba allí su ancla (…) Lo denominaron golfo Peligroso, “porque durante veinte días enteros estuvieron en real peligro sus vidas”.  (S. De Weert y W. Schouten. Descubrimiento del Cabo de Hornos).
Después de alejarse “para buscar un puerto más apto, se levantó un viento del norte (…) y penetraron una milla más profundamente en el estrecho”. Hallaron un puerto apto y protegido de los vientos, y “fijaron las naves cerca de tierra”.
De Weert, damnificado con la pérdida del ancla, “ató su nave a un árbol con dos gruesos cables, porque pensaba que allí podría esperar con menor peligro los vientos favorables”. En precaución de posibles nuevos temporales, sacó todos los elementos depositados en la bodega extrajo otras dos anclas. “Pero, a mediodía, cuando las cubiertas estaban llenas de toneles y trozos de hierro, más rápido que el pensamiento se levantó una tormenta tan fuerte que la nave, cuya parte inferior ya estaba aligerada, se inclinó toda de costado y el cable, que la mantenía atada, se rompió. Al ver esto, con increíble rapidez echaron el ancla y corrigieron lo que pudieron. Pero como el lugar era muy profundo y pedregoso, la nave, antes que el ancla se afirmara, por la fuerza de los vientos se inclinó hacia la ‘Fidelidad’. Entonces todo estuvo expuesto a un peligro evidente, pues se escuchó muy claramente el choque de las naves. Si los cables con los que la ‘Fe’ estaba atada a tierra no hubieran sido muy fuertes, las naves difícilmente habrían podido separarse una de otra”.  
El aumento de la intensidad del viento produjo que los amarres se suelten y “al aflojarse el ancla, empezó a ser empujada violentamente a tierra” y chocó con la costa. Ante el drama inminente, los esfuerzos se concentraron en “salvar como mínimo los panes” para “que al menos no se vieran obligados a morir de hambre” (op.cit.).

Autor : Bernardo Veksler
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