ayró, en su libro, publicado en esta fecha, consultó “a personas serias (…) cuyas opiniones han coincidido con que efectivamente los establecimientos mercantiles de los salesianos dañan más que benefician, pues ni siquiera tratan de civilizar a los indios, sino de valerse de los que a ello se prestan como instrumentos gratuitos de trabajo. El mismo proceder observan en la Tierra del Fuego argentina, por lo cual es más interesante aún la campaña del diario chileno, que se alarma con razón del abaratamiento artificial de la madera en un aserradero que no paga la mano de obra arruinando a los que pagan a sus obreros”.
El medio explicitó que “no nos guía el espíritu de abrir una campaña religiosa contra la institución salesiana establecida en Punta Arenas. Únicamente queremos defender los intereses de industriales de Magallanes, y, a la vez, los de mil quinientas o más personas que viven en esta región del trabajo de los aserraderos de madera...”
El periódico analizó: “En los alrededores de Punta Arenas (…) hay nueve aserraderos establecidos, algunos de ellos desde muchos años (…) Puede calcularse el valor de estos nueve aserraderos entre terrenos, edificios, maquinarias, muelles, ferrocarriles, etc., en trescientos mil pesos. En los contornos de algunos de ellos (…) se han formado verdaderos núcleos de población (...) Los nueve aserraderos nombrados ocupan, más o menos, de 700 a 800 hombres, entre cortadores de palos, aserradores, carreteros, mecánicos, empleados en las maquinarias, etc. (…) Puede, pues, calcularse que de una cuarta a quinta parte de la población total del territorio, vive de los establecimientos de aserrar maderas” (op.cit.).