La ciencia encuentra medicinas contra el cáncer en Antártida
EL 21 DE NOVIEMBRE DE 2011

La ciencia encuentra medicinas contra el cáncer en Antártida

Este día, se abren las dos bases antárticas españolas a la presencia de científicos para investigar las propiedades medicinales de diversos organismos marinos.
21/11/2019
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ldquo;La curación del cáncer podría estar en los fondos marinos de la Antártida. Y allí se van a buscarla buena parte de los más de 150 investigadores y técnicos (…) que participarán en la XV Campaña Antártica Española (…) Desarrollarán dieciséis proyectos, como el que les permitirá evaluar si ciertos productos naturales del fondo marino, como las estrellas de mar, tienen actividad antitumoral o antiinflamatoria” (Agencia EFE, 4/11/2011).
A partir de esa campaña se amplió la investigación en pos de nuevos compuestos que permitan luchar contra enfermedades del sistema nervioso central, como la epilepsia y el Alzheimer. Ya se han "encontrado moléculas con actividad antimicrobiana, contra las convulsiones y con capacidad antiinflamatoria", explicó uno de los encargados de la investigación (diario El Mundo, Madrid, 25/4/2018).
La explicación del fenómeno lo brindó la bióloga marina María Jesús Uriz, la mayoría de estos hallazgos se encontraban en algas y esponjas marinas: "Son las que más moléculas generan para defenderse (…) Dado que no se pueden desplazar, desarrollan un mecanismo para no ser devoradas que consiste en la continua producción de estas sustancias que se han ido acumulado durante millones de años, formando estructuras químicas originales, exclusivas, que no tienen réplica en la tierra y con mecanismos de acción totalmente novedosos" (diario El Mundo).
Uno de los primeros frutos fue ‘Yondelis’ (trabectedina), el primer antitumoral del mundo procedente del mar, que fue aprobado en 2007 y se comercializa en 80 países como tratamiento para el sarcoma de tejidos blandos y para el cáncer de ovario sensible al platino. Este hallazgo disparó el interés de la ciencia sobre las profundidades marinas.
Otros medicamentos de ese origen siguieron sus pasos. Para el cáncer, ‘Cytosar-U’, de la esponja Cryptotethya crypta; ‘Halaven’, de la esponja Halichodria okadai y ‘Adcetris’, de la liebre marina Dolabella auricularia. ‘Prialt’, del caracol marino, para el dolor neuropático y ‘Lovaza’, de los ácidos grasos omega 3 del pescado, para la hipertrigliceridemia.
Fueron los primeros de una esperanzadora búsqueda de la ciencia para dejar atrás los estragos ocasionados por estas enfermedades.

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