ste día, el juez Eduardo Malde, a cargo de la quiebra de Electrodomésticos Aurora, resuelve “aceptar la oferta indemnizatoria que perfecciona la expropiación de la fábrica y su donación en propiedad a los obreros de la Cooperativa Renacer de Ushuaia. En un fallo que no registra precedentes en el mundo moderno, el Dr. Malde reconoció el justo derecho de los obreros de Renacer a hacerse cargo de la fábrica” (Sergio Salvatore. Los Compañeros).
En los fundamentos del fallo, Malde sostuvo que “cuando los administradores de la hoy fallida claudicaron, cuando arrendatarios privados la usaron y luego la abandonaron, cuando la economía nacional no fomentó debidamente la producción y se estrelló, subsumiendo a la Nación en la más profunda e intensa crisis social, económica, crediticia, asistencial –agregaría moral-, y cuando ni siquiera la propia justicia supo dar respuesta rápida y adecuada prolongándose los procesos universales liquidatorios hasta lo insufrible –véase que nos ocupa una quiebra decretada hace más de nueve años-, los trabajadores de la fallida se procuraron un camino de esfuerzo y trabajo, sosteniendo hoy lo que constituye en esa provincia la única planta de producción (…) y resguardando esos bienes con un significado social de la propiedad, cuando los intereses privados habían fracasado y no arrimaban solución alguna”. Luego, añadió: “los trabajadores son un sujeto de tutela preferente (…) las decisiones judiciales deben concretar las exigencias constitucionales y el Juez no decide al margen del contexto social”.
El juez intimó a la Gobernación a depositar el importe de la indemnización en el plazo de noventa días.
En mayo de 2003, “alrededor de 250 obreros –poco más de la mitad de los que habían organizado siete años antes Metalúrgica Renacer SA–, resuelven constituir una cooperativa de trabajo con el nombre de “Cooperativa de Trabajo Renacer ex Aurora Ushuaia Ltda”. Con la institucionalización de la autogestión, pudieron redoblar su prédica para conquistar la consolidación de su larga lucha.
Los obreros de la ex Aurora habían soportado la quiebra de la firma, la corrupción de la conducción de la UOM personificada en Marcelo Sosa y el desinterés de la gran mayoría de la dirigencia política. A pesar de esos escollos, su perseverancia logró que la planta continuara, aportando su esfuerzo, ingenio, creatividad y democracia en la gestión.
