ste día, en la ciudad de Caleta Olivia, se inaugura “el Monumento al Obrero Patagónico”, obra del escultor Pablo Daniel Sánchez y el topógrafo José Cifuentes, que contó con “la cooperación de la empresa YPF. La población caletense y de la zona lo bautizó como ‘El Gorosito’”. Convirtiéndose en el monumento más emblemático de la localidad santacruceña (Rodolfo Cananor. Cronología patagónica).
Caleta Olivia desde entonces cuenta con este monumento que la identifica y que homenajea al obrero petrolero argentino. El mismo está representado por la enorme figura de un hombre al pie del pozo de producción, en el momento que da inicio a la tarea que nutre los ductos del país.
También refleja a la actividad predominante en la zona: la extracción de hidrocarburos. Durante décadas fue el rubro productivo más dinámico y convocante, al convertirse en el factor que generó un importante flujo migratorio hacia la Patagonia. El monumento homenajeó a esos hombres que llegaron a la región desde los rincones más alejados del país, buscando nuevos horizontes.
La imagen del trabajador, con el torso desnudo, abriendo la válvula que permite la circulación de los hidrocarburos por sus ductos, simbolizó el esfuerzo que realizan cotidianamente esos hombres laboriosos. Por otra parte, la mirada hacia el norte, expresó la ofrenda permanente de las riquezas del subsuelo patagónico al resto del país.
Está emplazado en la rotonda de los cruces, donde confluyen las avenidas Güemes, San Martín, Senador Ramón Almendra, Eva Perón, Lisandro de la Torre e Independencia. En su base se encuentran placas alusivas a los trabajadores José Fuchs y Humberto Beghin, pioneros del petróleo en la Patagonia, fallecidos en un accidente de trabajo.
El monumento, de unos trece metros de altura, fue inaugurado cuando prevalecía claramente de la elevación promedio de las construcciones de la ciudad, que no superaban una altura de cinco metros.
“’El Gorosito’ tienen una anécdota muy particular y divertida ya que la historia dice que el día de la inauguración oficial” el monumento no estaba terminado. La obra sólo había llegado hasta la altura de los pantalones. “Dos días después, ante 600 personas que aguantaban la respiración, un operario con una grúa logró poner el torso desnudo del monumento en el círculo que formaban los pantalones y los botines agarrados a la tierra” (Wikipedia).
