Se produce primera víctima obrera por represión en Deseado
EL 17 DE DICIEMBRE DE 1920

Se produce primera víctima obrera por represión en Deseado

17/12/2019
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ste día, en Puerto Deseado, se produce la primera muerte por la represión policial, se trata del ferroviario Domingo Faustino Olmedo, de 21 años.
Los incidentes ocurrieron en el marco de una huelga general declarada, el 1 de noviembre de 1920, por la Sociedad Obrera de Río Gallegos, dirigida por Antonio Soto.
La medida de fuerza se extendió, en diciembre, a Puerto Deseado, sumándose los trabajadores ferroviarios y del almacén de ramos generales “La Anónima”.
La represión continuó y, en una redada policial en la estancia “El Cerrito”, se produjeron choques con los obreros, donde cayeron heridos de muerte otros trabajadores y varios detenidos.
La Sociedad Obrera, en una asamblea en que se discutían los pasos a seguir, radicalizó su posición. Los huelguistas continuaron tomando como rehenes a policías, estancieros y al personal administrativo de los establecimientos rurales, incautando las armas y los alimentos para el sustento de las obreros movilizados.
En la región del lago Argentino, los obreros se organizaron en columnas y recorrieron las estancias sublevando a los peones. Se movilizaban de un lugar a otro para evitar las represalias policiales y dirigirse hacia Río Gallegos. El 4 de enero, al llegar al paraje denominado El Cerrito, un comando policial cayó en una emboscada. Como resultado del combate, tres uniformados fueron muertos y hubo varios heridos.
Los diarios de Buenos Aires y la Liga Patriótica –una organización armada de los terratenientes- se ocuparon de crear un clima de tensión y presionaron al gobierno de Hipólito Yrigoyen para lograr su intervención. El radical cedió y mandó al teniente coronel Héctor Benigno Varela a “pacificar” la situación y a un nuevo gobernador interino en reemplazo de Edelmiro Correa Falcón: el capitán Ángel Ignacio Yza.
Varela actuó como mediador entre las partes enfrentadas, logró que los obreros declaren una tregua y que la parte patronal reconozca a la organización sindical. Así, se abrieron negociaciones tomando como base la propuesta de la Sociedad Obrera. La mayoría de los trabajadores aceptó el acuerdo y se levantó la huelga. A decir de Osvaldo Bayer llegó el “final feliz: buen preámbulo para la muerte”.
Poco después, ante el incumplimiento del acuerdo por parte de los estancieros, la huelga fue reiniciada y desembocó en un cambio de actitud de Varela, quien comenzó a fusilar a centenares de huelguistas.

Autor : Bernado Veksler
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