ste día, el noruego Carl Anton Larsen produce el primer aceite de ballena de la temporada en Grytviken, en el establecimiento recientemente construido, inaugurando la nueva era de la caza moderna de ballenas. Con capital argentino, noruego y británico se había fundado la primera empresa ballenera antártica: la Compañía Argentina de Pesca (CAP). En unos pocos años, las islas Georgias del Sur llegaron a producir alrededor del setenta por ciento de los combustibles del mundo.
Larsen había participado en diversas expediciones a la Antártida desde 1892, haciendo descubrimientos como la plataforma de hielo que lleva su nombre. También participó de la Expedición Antártica Sueca de 1901-04, comandada por Otto Nordenskjöld. Esta experiencia lo dotó de conocimientos que le permitieron visualizar la potencialidad de los recursos australes.
Como gerente de la CAP, Larsen organizó la construcción de Grytviken, una empresa notable realizada por un equipo de sesenta noruegos. También estableció allí un observatorio meteorológico, que desde 1905 se mantuvo en colaboración con la Oficina Meteorológica Argentina. Larsen eligió el sitio de la estación de ballena durante su visita de 1902, mientras estaba al mando del navío de la Expedición Antártica Sueca.
Al igual que otros gerentes y oficiales de alto rango de las factorías, que procesaban las ballenas en el sur de Georgia, Larsen vivió en Grytviken junto con su familia, incluida su esposa, tres hijas y dos hijos.
La caza y explotación de los cetáceos antárticos generó una actividad muy próspera con centro en las Georgias, donde hubo varias factorías instaladas. Estos establecimientos desarrollaron una intensa actividad urbana con la creación de bibliotecas, cine, clubes y el impulso de actividades deportivas que sirvieran de entretenimiento a los centenares de obreros. Incluso, se llegó a implantar el reno en la isla San Pedro, en 1911, como un recurso para la caza recreativa para las personas ocupadas en la industria ballenera.
La concentración obrera llegó en algunas temporadas a rondar los dos mil trabajadores. También reflejaron las convulsiones que se vivían en sus lugares de origen, protagonizando conflictos sociales similares a los producidos en Europa, incluso, generando en 1921, una sublevación al estilo soviético, que fue sofocada con las intervención de los marines británicos.
