Elevan a juicio la causa por el crimen de Gladys Moledo
SE CLAUSURO LA ETAPA DE INSTRUCCIÓN

Elevan a juicio la causa por el crimen de Gladys Moledo

Juan Ramón Gómez, Gastón Eduardo Blanco y José Manuel Gómez (hermano del primero); están procesados como coautores del asesinato de la artesana Gladys Moledo, hecho ocurrido en septiembre del año pasado, en la margen sur de Río Grande. Un menor de 17 años también está acusado como partícipe secundario.
29/04/2020
E

l juez de Instrucción de Río Grande, Daniel Cesari Hernández, cerró la instrucción de la causa por el homicidio de la artesana Gladys Moledo, hecho ocurrido el pasado 9 de septiembre en su domicilio particular ubicado en calle Monte Independencia 113, en el sector de la margen sur.
El Magistrado remitió el requerimiento de elevación a juicio, instrumentado por Ministerio Público Fiscal, para que el Tribunal en lo Criminal proceda a fijar fecha de las audiencias en el proceso en el que están involucrados tres adultos y un menor de edad.
Juan Ramón Gómez, su hermano José Manuel Gómez y Gastón Eduardo Blanco; están procesados como coautores del homicidio doblemente agravado por alevosía y por haber sido cometido con el concurso premeditado de dos a más personas.
En tanto, el menor identificado con las iniciales LDB, está acusado de ser partícipe secundario.

El hecho

Gladys Beatriz Moledo (54), fue ultimada de nueve puñaladas, dos de ellas en la zona del cuello que le hizo perder mucha sangre, por lo que su deceso fue casi en el acto. Pero, lo más atroz de todo, es que el homicidio sucedió con la presencia de un menor de dos años en el lugar, quien estaba al cuidado de Moledo. El niño fue encontrado llorando de manera desconsolada al lado del cadáver de la mujer.
El asesinato sucedió en una vivienda ubicada en calle Monte Independencia 113 y pudo ser advertido por el marido de la víctima, cuando en horas de la madrugada del martes 9 de septiembre, regresaba de su trabajo en una fábrica electrónica.
El hombre se encontró con la puerta cerrada, la que decidió forzar para poder abrirla, encontrándose con el macabro cuadro de la mujer tirada en el suelo de la vivienda, en medio de un baño de sangre y al lado el niño, llorando.

Investigación del caso

Un exhaustivo relevamiento de cámaras de seguridad por toda la zona permitió recrear que el homicidio se habría producido a minutos de la última vez que la víctima fue vista con vida, cuando se dirigió a la despensa de sus vecinos cerca de las 21.15 del lunes 9 de septiembre de 2019.
Las cámaras captaron a tres personas caminando detrás de un auto que circulaba despacio por la calle Monte Independencia (en el 113 vivía la víctima), los que giran hacia la casa de la víctima.
Fue a las 21.22 horas y se estima fueron los asesinos, ya que el auto era el Ford Ka de Blanco, e incluso un hombre que es visto en las cámaras, los cruzó y aseguró temer que pudieran asaltarlo por que iban con los rostros cubiertos. Describió eran 3 varones muy similares a los tres procesados por la contextura física.
Allí el auto continuó hasta el polirubro La Bahía, a pocos metros, donde su conductor descendió y luego se retiró por otra vía. Ese cuarto hombre aún se desconoce quien podría ser, pero abandona la zona actuando solo como un transportador de los homicidas.
El auto y los asesinos se retiraron por distintas vías y se encontraron luego en un punto acordado en calle Los Sauces, lo que la Justicia utilizó en uno de los agravantes sobre la “planificación” del hecho. Una hora después desde una cámara se observó que en calle Paso de los Libres, desde un Ford Ka arrojaron un elemento.
Juan Ramón Gómez es el más comprometido de todos los imputados; a partir de marcas de rasguños y pisada de un calzado similar a uno por una causa de flagrancia que posee.  Asimismo el otro detenido, Gastón Blanco también rasguños y esas lesiones se espera que hayan dejado rastros genéticos que permitan arrojar un resultado positivo en las tomas extraídas de las uñas de la occisa.
Pero incluso Juan Ramón Gómez ya suma otros testimonios. El de la imputada Jésica Gómez –su hermana- que da cuenta haberlo escuchado hablar de “las dos puñaladas que le di en el cuello”, y de una bolsa negra con ropa que se llevó, cuando volvieron a su casa tras el homicidio; según contó.
Finalmente un cuñado de Gómez que reside en calle Yaven, testificó que esa noche lo encontró en su casa, donde habrían llevado esa bolsa para incinerar la ropa, y allí el refirió, mostrándole las manos ensangrentadas “me mandé un cagadón muy grande”.

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