En un naufragio mueren el capitán, su esposa y 12 marineros
EL 5 DE MAYO DE 1910

En un naufragio mueren el capitán, su esposa y 12 marineros

05/05/2020
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ste día, en medio de un intenso temporal, naufraga en cabo San Antonio, isla de los Estados, la barca británica de cuatro palos ‘Swanhilda’. La nave contaba con casco de acero y había sido botada veinte años antes en un astillero de Dumbarton, Escocia.
Estaba considerada como una de las barcas de cuatro palos más rápidas que existieron. Entre febrero y abril de 1894 obtuvo el récord de 66 días, transportando cereal entre Wallaroo, Australia y Queenstown, Irlanda.
Sus dimensiones eran: 83,21 metros de eslora, 12,87 de manga y 7,31 de puntal; y su registro bruto y neto era de 2.150 y 1.999 toneladas, respectivamente.
El 15 de marzo había zarpado de Cardiff con un cargamento de carbón para Antofagasta, adonde nunca llegó.
El transporte argentino ‘Piedrabuena’ encontró en la costa los restos del naufragio y los cadáveres del capitán A. G. Paine y su joven esposa, cuyos restos fueron sepultados en el cementerio de Puerto Cook. De un total de 29 tripulantes que contaba, sólo lograron sobrevivir catorce.
La particularidad de llevar a bordo a la mujer del capitán era una absoluta rareza, incluso hubo “armadores, especialmente franceses, que sistemáticamente prohibían a los capitanes embarcar a sus cónyuges. Justificaban este proceder en que la presencia de la mujer a bordo podía apartar o distraer la atención del capitán de la navegación del barco, especialmente en los momentos críticos de temporales o forzado abandono. Estas prevenciones encontraron dramática justificación en la pérdida de la barca británica de cuatro palos ‘Swanhilda’ (…) con cargamento completo de carbón de piedra” que “al embocar el Estrecho de Le Maire varó en Cabo San Antonio (…) navegando con niebla y mar gruesa” (Ariel Sandoval Hernández. Mujeres y veleros).
El capitán Pine se vio obligado a abandonar el barco, a pesar que debería haberse quedado a bordo, pero cedió  “a los desesperados requerimientos de su esposa de no dejarla sola, el capitán Pine olvidó sus deberes que le obligaban a permanecer a bordo hasta el último y se embarcó con ella en el primer bote. Quiso la desdicha que la embarcación soltara de uno de los pescantes, cayendo al mar sus ocupantes. Sólo cuatro hombres salvaron, pero el capitán y su mujer se ahogaron, aquél impedido de nadar por la férrea presión de los brazos femeninos en torno a su cuerpo” (op.cit.).

Autor : Bernardo Veksler
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