Julio Popper proyecta su ambición hacia el territorio antártico
EL 6 DE MAYO DE 1892

Julio Popper proyecta su ambición hacia el territorio antártico

06/05/2020
E

n el extremo antártico del océano Atlántico, a cuatrocientas ochenta millas marítimas, o sea a dos días de viaje, al sur de la isla de los Estados, existe un grupo de islas y tierras que no han sido aún exploradas y cuya extensión austral se desconoce en absoluto”, expresa un párrafo de la carta, fechada este día, que el rumano Julio Popper envía al ministro del Interior. Allí, hilvana su proyecto de incorporar el territorio antártico al espacio de sus conquistas.
Esta idea estuvo germinando en Popper desde unos años antes, dado que, en marzo de 1889, en una carta dirigida a la Sociedad Geográfica Rumana, manifestó que había intentado obtener información de los capitanes de buques pesqueros sobre las islas australes.
En otro párrafo añadió: “En las exploraciones que desde hace siete años he seguido efectuando en los mares australes he reconocido el citado grupo de tierras”.    
Además en la misma carta hacía una consideración interesante al manifestar que las Shetland, Orcadas y Tierra de Graham pertenecían a la Argentina por estar situadas al este del cabo de Hornos y no la Tierra de Alejandro I, que está al oeste. Por otra parte, decía que Gran Bretaña había ocupado las Malvinas y agregado las islas Georgias y Sándwich del Sur, que hasta la fecha permanecían abandonadas sin que nada justifique su ocupación.
Finalmente solicitaba instalar en la Antártida un establecimiento pesquero, “sin pedir más primicias para la empresa que las que resultan de la estricta observación de los preceptos constitucionales argentinos, sobre todo en los que se refieren a la propiedad privada”.
En mayo de 1893, solicitó al gobierno argentino su autorización para navegar con el vapor ‘Explorador’ por los mares próximos a las islas antárticas.
Este pedido no fue aprobado por el gobierno y archivado, posiblemente porque no deseaba autorizar establecimientos permanentes que puedan entrar en colisión con Gran Bretaña. Sin embargo, a su otro pedido, del 10 de enero de 1893, de seguir efectuando expediciones científicas a bordo del vapor “Explorador”, se le contestó rápidamente autorizándolo “a hacer las exploraciones que solicite en las islas y las tierras que se encuentran al sur de Tierra del Fuego, en los mares australes del océano Atlántico, sin que ello importe concederle derechos ni remuneración alguna por parte de la Nación debiendo hacerlas de su propio peculio”.

Autor : Bernardo Veksler
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