ste día, un grupo de científicos de origen alemán, que permanecían detenidos por los británicos, son liberados “sanos y salvos en el puerto de Santa Cruz”. Para este logro, fue decisiva la gestión que había efectuado el perito Francisco Moreno ante la representación del Reino Unido (Jorge Fernández. Revista Todo es historia N° 351. Octubre de 1996).
El incidente se produjo en el contexto de los enfrentamientos generados en la Primera Guerra Mundial.
En ese contexto, la opinión pública repartía sus simpatías entre las alianzas de países que decidieron participar del enfrentamiento bélico. Un notorio miembro de la colectividad alemana, “el doctor Fritz Reichert, prestigioso profesor de la Universidad de Buenos Aires, quiso demostrar a los argentinos el agradecimiento de sus connacionales hacia el generoso país que los acogía. Lo hizo en la única forma que sabía hacerlo, organizando una expedición a una región desconocida de la Patagonia por medio de la cual fuese posible revalorizarla, integrándola al país”.
El contingente se conformó con “el geólogo doctor Lutz Witte, el químico doctor Alfred Kölliker, el geógrafo profesor Franz Kühn y el pintor Juan Jörgensen, del Museo de la Plata, además de otros cinco valiosos colaboradores”.
Reichert, para concretarla, logró aportes de empresas germanas y el beneplácito del presidente de la Nación Victorino de la Plaza. Con ese propósito, el vapor ‘Presidente Mitre’, “que hacía el servicio de cabotaje a los puertos del Sur para el gobierno argentino, pero que era propiedad de la Hamburg-Amerika-Linie”, se puso al servicio de la expedición.
“A fines de noviembre de 1915, la sirena de ‘La Prensa’ lanzó al aire su estridente alarido, presagiador de espantables sucesos. Las carteleras del diario anunciaban que el crucero inglés ‘Orama’ había interceptado al ‘Presidente Mitre’, capturándolo, y que su pasaje sospechoso se halla detenido. ¡Oh, espanto! Los expedicionarios alemanes, su equipo de montaña y los 10.000 pesos que llevaban, eran una presa de guerra nada despreciable”.
Al enterarse Reichert, recurrió a Moreno, quien aceptó llevar a cabo gestiones mediadoras con “el ministro británico en Buenos Aires Sir Reginald Tower”, que “conocía personalmente”.
Luego de explicar que los científicos estaban al servicio del país, logró “que, apenas doce horas después de la captura, todos los expedicionarios” fueran liberados.
