ste día, se produce “una de las fugas más conocidas del penal’ de Ushuaia, se trata del interno Manuel Nieves o Roberto García, que era más conocido como ‘el flaco de Mataderos’, según recordó Catalina Papic, en la página donde reseñó la historia de la familia Cabezas.
“Compró algo de comida en el comercio del español Servando Diéguez con un dinero que supuestamente había ganado vendiendo un trabajo manual, y después se dirigió a la Iglesia, donde realizó una abertura de unos 50 centímetros en el entretecho de la base, donde permaneció” una semana oculto (http://catalina.tudorplace.com.ar/familia_cabezas.htm).
Se mantuvo “escondido hasta el día 20”, según sostuvo el fugado a algún vecino, y debió abandonar el escondite “por la sed”.
Al salir a la calle, “fue reconocido por José Cabezas, que fue rápidamente a llamar a su cuñado, quien le dio conversación al prófugo y lo convenció de entregarse a la policía.
‘El flaco’ le dijo a Romero que desde su escondite había observado los movimientos de su familia y de la familia Beban, que también eran vecinos a la Iglesia, pero que no les había hecho nada porque ‘usted siempre fue muy bueno allá adentro (del penal)’”.
Este Romero era un correntino que había llegado a Ushuaia para trabajar en el Presidio.
‘El flaco de Mataderos’ no permanecerá mucho tiempo más en Ushuaia, debido a que el 21 de marzo de 1947, el presidente Juan Domingo Perón firma el decreto de clausura del presidio de Ushuaia. En los fundamentos de la medida se hace referencia a razones penitenciarias y de infraestructura.
En esos años, se desarrolló un intenso debate sobre la razón de ser del presidio, a la luz de una nueva política penitenciaria que había promulgado reformas importantes, como la posibilidad de que los tribunales puedan suspender por única vez la pena de reclusión por tiempo indeterminado, la facilitación de la liberación condicional a determinados condenados y la aplicación de indultos y rebajas de condenas que beneficiaron a numerosos presos.
Durante los 51 años que el penal funcionó originó opiniones encontradas, desde ser el propulsor del progreso fueguino hasta el lamentable escenario que identificó a la ciudad con sufrimientos, malos tratos, torturas, perversiones y muertes dudosas.
Todas sus dependencias pasaron a la órbita del Ministerio de Marina y la Base Naval, creada en 1950, se asentó en ellas.
