Historias Mínimas

Sobre ventanas, pájaros y trenes

31/07/2014
P
or Luciano Cabezas

Te veo estirándote, tu altura apenas da para alcanzar la ventana e intentar ver qué hay del otro lado. Una sonrisa a medias, la boquita entreabierta y los ojos llenos de esperanza intentan entender sobre lejanías y horizontes. Estás frente a tu primera ventana. De vidrios fríos y marcos despintados te habla de mil amaneceres, es vulnerable a unos ojos nuevos y abre camino a la ilusión. Afuera, en un día gris, una brisa visita los árboles entreteniendo tu mirada, mientras las ramas más altas que se agitan parecen saludarte. Un pájaro, que viene desde lejos, pasa presumiendo su libertad y cautiva tu atención. Te das vuelta y me miras sonriendo sorprendida, como atribuyéndote los descubrimientos. Sin saber hablar todavía, parecieras invitarme a volar junto a él. Yo, que ya entiendo de limitaciones, no sé hacerlo. Tú, que todavía conservas tus alas, te pones a jugar en silencio, volando junto al pájaro, mientras te habla de sueños infinitos.
Quizás sea ésta también tu primera pregunta, tu primer pensamiento. Qué habrá detrás, allá a lo lejos, de donde vino ese pájaro.
Tal vez estés empezando a entender que tu mundo, lleno de colores, sea más grande de lo que parezca. Allá afuera, los colores suelen disiparse, y hasta hacerse invisibles para algunos con el tiempo. Ojalá te inunde para siempre la sabiduría del niño que pinta de colores su entorno y que entiende que los más lindos están dentro de uno, y sólo mostrarlos a alguien los hace visibles.
Mientras te veo nutrirte de ilusiones, pienso que tendrás tiempo para mirar por muchas ventanas más, que te mostrarán el camino hacia nuevos sueños. Encontrarás logros y fracasos, amores y desamores, soledades, penas y alegrías. Pero nunca dudes en volver a estirarte y ver que hay más allá. Siempre habrá algo bueno allí detrás, en tanto conserves la virtud de intentar. No te desilusiones frente a las ventanas cerradas; quienes no hemos logrado mucho, sabemos sobre intentos, y que en ellos está el aprendizaje.
Alguna vez escucharás sobre un tren. La gente habla mucho de trenes. Hay uno que condena, seguramente te dirán que pasa una sola vez en la vida. No es cierto. De hecho, pasa tantas veces como intentos de subirte hagas, tantas veces como quieras. Escoge uno lindo, el que más ventanas tenga, el que más te divierta, el que más lejos te lleve, el que más colores cargue, en el que te enamores, el que lleve tu nombre. Salta de uno al otro, corre por los vagones, saluda a la gente que hay en ellos y háblales de los intentos; muchos no creerán cuando les cuentes, que en realidad, la vida está llena de trenes.
Ahora, que eres tan pequeña y te veo parada frente a tu primera lejanía, no entenderás algunas cosas, no te apures a hacerlo. Mientras tanto no dejes de sonreír que alimentas mi alma, y nunca olvides el pájaro de sueños infinitos que hoy vino a buscarte. Yo, en tanto me vuelvo viejo, voy guardando cada pequeño instante de estos, que son las cosas que podré cargar el día que se acabe mi tiempo.

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