Opinión

¿Enfermedades ambientales en Ushuaia?

29/09/2014
P
or Adrián de Antueno

Es posible que en Ushuaia estemos conviviendo con nuevas enfermedades ambientales, o que las ya existentes se manifiesten resistentes a los fármacos tradicionales?
Quienes aquí vivimos, autoridades sanitarias incluidas, desde hace muchos años notamos que las afecciones respiratorias estacionales (entrada y salida del invierno) se hacen presentes cada año con mayor virulencia y su prevención o posterior reducción es notoriamente más dificultosa.
La presente opinión pretende ordenar conceptos y relacionarlos con la realidad sanitaria local, a modo de disparador de ideas, que nos permitan visualizar tanto el actual estatus sanitario como las probables complicaciones en un futuro no muy lejano.

Concepto de Enfermedad Ambiental o Epidemiología Ambiental

La Epidemiología Ambiental estudia las características del medio ambiente asociadas con una epidemia, es decir, aquellos atributos ambientales que nos puedan explicar un determinado patrón de distribución, no aleatorio, de los enfermos en la población. Esta definición es meramente formal, ya que en el estudio de cualquier epidemia existirán factores ambientales asociados con mayor o menor incidencia de casos (factor de riesgo o de protección, respectivamente).
El término Epidemiología Ambiental se aplica generalmente al estudio de la distribución de enfermos o casos en las poblaciones, relacionados con la exposición involuntaria, fuera del ámbito ocupacional, a agentes contaminantes del medio ambiente. Las enfermedades o casos producidos por este tipo de exposición son llamadas “enfermedades ambientales”, como una forma de diferenciarlas de las enfermedades causadas por factores genéticos. Esta definición puede ser tan amplia como para incluir no sólo a aquellas enfermedades causadas por agentes químicos o físicos, sino que también a las originadas por agentes biológicos, sicológicos o de seguridad presentes en el medio ambiente.
Nuestro medio ambiente tiene características cada vez más complejas, tanto en aspectos biológicos como en los de tipo sociológico. Los grandes cambios de la tecnología y la estructura social de las últimas décadas no sólo han significado una posibilidad de mejorar la calidad de vida de la población, sino que también han contribuido, en muchas ocasiones, a contaminar nuestro hábitat. Además, con el aumento de la capacidad de movilidad de las personas y de los bienes de consumo, crece la posibilidad de estar involuntariamente expuestos a sustancias o situaciones ambientales potencialmente dañinas para la salud.
Si las enfermedades son el producto de la interacción de factores genéticos y ambientales, según la susceptibilidad del individuo a un determinado agente, es posible que la identificación de adecuados marcadores genéticos y de exposición a los potenciales agentes causales no sea suficiente para explicar la ocurrencia de casos en la población, la cual, en último término, puede estar influenciada por su realidad histórica y social.
No obstante en ciertas condiciones, ya sea por la toxicidad del agente o por la dosis recibida, el aumento en la incidencia de efectos en salud producidos por un agente ambiental es fácilmente percibido.
En muchos casos, la investigación epidemiológica solucionó una situación de salud que, según los análisis retrospectivos, afectaba la población en forma periódica, pero que se hizo evidente sólo cuando el número de enfermos fue suficientemente alto como para producir alarma en los servicios de urgencia.
Un ejemplo es la epidemia de asma ocurrida en la zona costera de Barcelona durante el mes de enero de 1986. El estudio de diferentes agentes ambientales, de la distribución geográfica de los casos y una adecuada utilización de la información disponible, permitió identificar el agente causal, que resultó ser el polvo de soya proveniente de las maniobras de descarga en el puerto. En este caso, la investigación epidemiológica solucionó una situación de salud que, según los análisis retrospectivos, afectaba la población en forma periódica, pero que se hizo evidente sólo cuando el número de enfermos fue alarmante o por lo menos llamativo.

En nuestro medio hay, por lo menos, dos agentes ambientales que deberían ser investigados a la brevedad:
1.–La aspersión de grandes cantidades de sal utilizada como anticongelante urbano y
2.– La evaporación de efluentes cloacales sin tratamiento
3.– Otros?

Las bacterias resistentes de la Antártida (un ejemplo)

El caso de las bacterias en la Antártida puede ser un claro ejemplo de lo expresado para nosotros. “Las bacterias son microorganismos unicelulares que ostentan el título de ser los seres vivos más abundantes del planeta, encontrándose en todos los hábitats terrestres y acuáticos (en todo tipo de condiciones), siendo los seres vivos más resistentes a las condiciones más extremas (incluso las del espacio) y, a su vez, imprescindibles para muchos procesos bioquímicos. Aunque, con el paso de los años, las bacterias se están haciendo resistentes a los antibióticos, las infecciones bacterianas se suelen contrarrestar con dosis de antibióticos (como la penicilina), sin embargo, un equipo de investigadores de la Universidad de Uppsala (Suecia) se ha topado con unas bacterias en las aguas de la Antártida que resisten a varios antibióticos que incluyen la penicilina.
Estas bacterias inmunes han sido descubiertas por Björn Olsen y su equipo al tomar muestras de agua del océano a distancias de entre 10 y 300 metros de las estaciones antárticas de investigación de Chile (Base General Bernardo O’Higgins, Base Naval Capitán Arturo Prat y Base Profesor Julio Escudero) y encontrar, en un 25% de las muestras tomadas, una variedad de la bacteria Escherichia coli (o E. Coli) portadora de genes que producían la enzima ESBL capaz de destruir la penicilina, la cefalosporina y antibióticos similares.
Una bacteria resistente a los tratamientos habituales es un hallazgo fascinante pero, a la vez, bastante preocupante puesto que es una muestra de que las bacterias son cada vez más resistentes a los antibióticos y, en caso de infección, podrían provocar una crisis sanitaria (como la acontecida en Alemania este verano con una supuesta partida de pepinos contaminados con E. Coli que, al final, el foco resultó estar en una partida de brotes de soja).
Si han encontrado estas bacterias en la Antártida es una señal de lo grave que es este problema
¿Y cómo se han desarrollado estas bacterias? Según el trabajo de los investigadores de la Universidad Uppsala, la mayor concentración de estas bacterias inmunes a los antibióticos se daba en las zonas próximas a las tuberías de saneamiento ya que, aunque otras estaciones científicas incineran los residuos orgánicos o los tratan antes de evacuarlos al mar, las estaciones de Chile no realizaban tratamiento alguno por lo que el origen de estas bacterias resistentes proviene de la presencia humana en la zona.
Una curiosa forma de advertir que, aunque sea con fines científicos, la actividad del hombre puede alterar un ecosistema tan protegido como el de la Antártida”. (Dr. Manuel Salinas Arriagada)
Es a esta altura del análisis que, con la ciudad semi oculta por el polvo y sin sistema de tratamiento cloacal, surge la pregunta obligada.
Y en Ushuaia, cómo andamos?

Adrián de Antueno
Médico Veterinario
M.P. 003

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