Cuál es la mejor modalidad para la conexión marítima con el continente

Cruce corto versus cruce largo: qué dice la información técnica disponible

03/08/2015
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iquest;Qué aspectos se tuvieron en cuenta al evaluar las posibilidades para realizar el “Cruce por Aguas Argentinas” entre Tierra del Fuego y el continente? ¿Por qué surgió la chance de hacer un “cruce corto” o uno “largo? ¿De dónde surgen los cuestionamientos a una y otra propuesta?
El Gobierno Nacional, que avaló políticamente la necesidad de concretar la conexión marítima a través de la constitución de un fideicomiso anunciado por la propia presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el pasado 23 de julio, cuenta con dos informes técnicos que proporcionan la información básica sobre las obras a realizar.
Uno de los documentos es el “Estudio de Prefactibilidad Integración Corredor Austral”, que mandó a hacer el ex presidente Néstor Kirchner y que está fechado en septiembre de 2006. Lo hizo la consultora Veritas, bajo la coordinación del ingeniero Ricardo Valle.
Este es el estudio que aconsejó el llamado “cruce corto”, entre el punto más al norte de la Isla y el más al sur de la zona continental, y el que esgrimen como bandera los integrantes de la Federación Popular de Transporte (FePoTra).
El otro informe se autodenomina “Evaluación preliminar para la definición de las localizaciones de la conexión marítima entre la isla de Tierra del Fuego y el sector continental de la República Argentina”. Fue realizado por la Administración General de Puertos (AGP) dependiente del Ministerio de Interior y Transporte, en octubre de 2013. Y terminó aconsejando el llamado “cruce largo” entre Río Grande (Puerto Caleta La Misión) y Río Gallegos (Punta Loyola).
Este informe, difundido por el senador nacional Julio Catalán Magni a algunos medios de prensa, pocas horas antes del anuncio presidencial, es cuestionado por la FePoTra, que no lo considera un estudio de prefactibilidad y le resta valor científico.
De hecho, el análisis de la AGP toma las principales conclusiones del estudio de 2006, pero luego avanza en una serie de objeciones al “cruce corto” y termina inclinándose por la conexión más extensa, utilizando, incluso, otro tipo de embarcaciones.

Barcos porta rodantes

El llamado “cruce corto” partiría de un muelle a construirse en una zona de playa ubicada en “Cañadón Alfa”, 145 kilómetros al norte de Río Grande. Al lugar se llega por los 80 kilómetros de la Ruta 3 pavimentada que actualmente sirve de comunicación con la frontera de San Sebastián, más otros 65 kilómetros de ripio de la misma ruta 3 donde actualmente se lleva a cabo una obra de pavimentación.
Desde allí zarparía un barco porta rodante, con capacidad para el traslado de pasajeros, automóviles y camiones, que uniría la isla con otras instalaciones portuarias ubicadas en Punta Dúngenes, al sur del continente, cubriendo una distancia de 30 kilómetros de navegación.
Luego, habría que transitar por un camino de ripio de 120 kilómetros desde Dúngenes hasta 20 kilómetros antes de Río Gallegos, en que está el empalme con la Ruta 3 pavimentada.
El estudio de 2006 menciona que la embarcación debería ser un buque multicasco de 110 metros de eslora (largo) por 20 metros de manga (ancho) con un calado de 4,50 metros, capaz de desplazarse a una velocidad de 22 nudos, y que podría llevar 12 camiones, 2 ómnibus, 35 autos y 250 pasajeros por viaje.
El barco cubriría la distancia en un tiempo aproximado de una hora y media.
Según una proyección realizada por el mismo informe, para este año se espera un movimiento entre la isla y el continente de 39200 camiones, 1375 colectivos, 38220 autos, 216000 pasajeros y 588000 toneladas de carga, por lo que esa demanda se cubriría hasta 2020 con 8 cruces diarios en temporada alta.
Los buques costarían unos 20 millones de dólares cada uno, mientras que el costo de las obras portuarias sería de unos 133 millones de dólares, totalizando el proyecto completo unos 300 millones de dólares según estimaciones de la FePoTra.
Esa entidad considera, además, que este cruce permitiría el desarrollo futuro de una flota de transporte marítimo, y el control de una zona estratégica del mar austral, en especial por la cercanía con las Islas Malvinas.

Los catamaranes

Por su parte, el “cruce largo” propuesto por la AGP incluye unir el Puerto Caleta La Misión de Río Grande, al que habría que adaptar para estas operaciones en función del muelle ya construido en el lugar, con Punta Loyola, cerca de Río Gallegos, donde habría que construir un muelle completo o adaptar las instalaciones de un puerto en desuso perteneciente a la ex Yacimientos Carboníferos Fiscales (YCF).
Desde Loyola a Gallegos habría que recorrer unos 35 kilómetros de ruta pavimentada, mientras que en Río Grande, apenas los 13 kilómetros que separan el centro de la ciudad de Caleta La Misión.
El análisis preliminar del organismo portuario recomienda realizar este cruce con dos catamaranes de alta velocidad, llamados WPC, de 86 metros de eslora (largo) por 26 de manga (ancho), con un calado de 3,80 metros.
Estas embarcaciones pueden transportar entre 600 y 777 pasajeros sentados, entre 175 y 200 autos y 4 colectivos, o 121 autos, 17 colectivos y 10 camiones por viaje.
La AGP menciona que estos catamaranes son parte de una serie de cuatro gemelos construidos por el astillero australiano INCAT.
De acuerdo al estudio, podrían realizar el cruce en un lapso mínimo de 3 horas y 21 minutos y 5 horas y 23 minutos dependiendo de las condiciones climáticas (vientos y altura de las olas) y de la ruta adoptada, ya que el informe propone una ruta directa por alta mar, y otra alternativa por la costa para condiciones climáticas adversas.
Además, el informe admite que debería contarse con un servicio más preciso de pronóstico de las condiciones meteorológicas en la zona marítima, y que aun así el cruce tendría la característica de ser “flexible y dinámico” justamente en función del clima.
La FePoTra cuestiona, entre otros puntos, que esa condición atentaría contra la regularidad del cruce, y que “deja al margen” el transporte de mercadería que es “el que más dinero deja en su paso por Chile”.
La entidad también objetó que para el cruce largo, debería superarse, primero, el litigio entre la Provincia y la empresa Ormas, Andrade Gutiérrez, que construyó parcialmente el puerto Caleta La Misión.
Incluso la FePoTra advirtió que los catamaranes poseen una autonomía de navegación de 9 horas 20 minutos, que sería incompatible con el tiempo del cruce en caso de una contingencia, pero el informe de la AGP menciona que las embarcaciones pueden ser dotadas de tanques auxiliares de combustible, para llevar su autonomía de navegación hasta las 75 horas continuas.
Según la AGP, el cruce largo es mejor que el corto porque evita los trayectos terrestres hasta sitios alejados de centros urbanos, posibilitando a los pasajeros el acceso a servicios e instalaciones en caso de espera o cancelación de los cruces, además de abaratar el costo de construcción de instalaciones portuarias y de obras viales.
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