En una odisea de dos semanas 23 motociclistas unieron Buenos Aires con Ushuaia atravesando la mística Ruta Nº40. Al desafío lo concretaron en motos Vespa de pequeña cilindrada en las que recorrieron 3500 kilómetros.
La aventura al fin del mundo la llevaron a cabo 22 pilotos italianos y un brasileño, todos fanáticos de las Vespa. El periplo se inició el pasado 3 de diciembre y concluyó el 16 de este mes con motocicletas que arribaron al continente –a través del puerto de Capital Federal– embarcadas en cointainers procedente desde Italia.
Uno de los motociclistas más jóvenes del contingente,
Giacomo Mero le contó ayer a
el diario del Fin del Mundo que el parque de unidades que se empleó para la hazaña va desde motocicletas de 1958 hasta máquinas modelo 2001, lo que arroja un promedio de 25 años de antigüedad de la flota.
Los viajeros aseguran que la Ruta Nº40 fue la elegida para atravesar la Patagonia por su mundial fama de "temeraria" entre los fanáticos del motociclismo. Las 23 máquinas estuvieron acompañadas en viaje por dos vehículos de apoyo Land Rover, que se ubicaron adelante y detrás de la caravana, desde el inicio y hasta el final de la travesía.
Mero aseguró que del total de kilómetros recorridos en rutas argentinas 1600 kilómetros se realizaron en caminos de ripio. Al llegar a Tierra del Fuego los motociclistas tuvieron que soportar la nieve y el granizo que azotó en la zona cordillerana del Paso Garibaldi.
El ruido de los motores Vespa se escuchó rugir en las localidades de Neuquén, Bariloche, El Bolsón, Esquel, Río Mayo y Río Gallegos y Río Grande, entre otras.
Se orquestó el año pasado cuando por esos días unir los extremos del desierto de Arizona había congregado a 10 motociclistas, todos fanáticos de las Vespa.
La prueba en rutas argentinas se orquestó el año pasado cuando por esos días 10 de los actuales 23 pilotos unieron los extremos del desierto de Arizona. El resto de ellos se unió al desafió 2005 a través de la Red de Vespistas y Vespa On Line, un ámbito de seguidores de la popular marca de motocicletas.
A cada competidor el periplo le significó un costo de 3 mil euros en donde se incluye combustible, alimento, transporte de las unidades al continente y retorno a Europa.
A pesar de contar con sponsor en cada una de las unidades –todas firmas italianas– los pilotos aseguran que los viajes fueron costeados en casi su mayoría por cada uno de los motociclistas, a los que todos los une el sentimiento por el antiguo ciclomotor.
Ya con la prueba concluida, esta noche sólo un grupo reducido emprenderá el regreso a Capital Federal nuevamente a bordo de sus máquinas. El resto lo hará en avión, tal vez pensando en reponerse para la próxima prueba que implicará atravesar en 2006 el peligroso desierto sudafricano.