La UNTDF contará con un velero propio
Para utilizar en campañas de investigación

La UNTDF contará con un velero propio

Se trata de la embarcación conocida como “La Sanmartiniana” que en 2015 naufragó en proximidades de las Islas Malvinas. Fue cedida a la UNTDF a través de un comodato y está siendo reparada “a nuevo” en Puerto Deseado. Las autoridades universitarias explicaron qué uso se le dará, cómo será mantenida y quiénes serán sus tripulantes.
18/02/2019
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a Universidad Nacional de Tierra del Fuego (UNTDF) contará con un velero propio que será utilizado para tareas de investigación y que actualmente está siendo reparado a nuevo en la provincia de Santa Cruz, según confirmaron a EDFM fuentes oficiales de la casa de estudios.
La embarcación de dos palos, 14,5 metros de largo y 4,10 de ancho, es “La Sanmartiniana”, propiedad de una asociación sin fines de lucro que la utilizó con fines militantes, hasta que en 2015 naufragó en proximidad de las Islas Malvinas durante un temporal.
Desde entonces, el velero que llegaría a Ushuaia en los próximos meses, se encuentra en un astillero de Puerto Deseado, sometido a una remodelación integral que financia la casa de estudios fueguina.
“La universidad suscribió un convenio con la Fundación Interactiva para Promover la Cultura del Agua (FIPCA) una asociación sin fines de lucro muy interesada en el tema marítimo. El velero efectivamente es “La Sanmartiniana”, el mismo que tuvo problemas durante un temporal, quedó varado en Malvinas y después se lo rescató”, confirmó el rector de la UNTDF, Juan José Castelucci.
“Lo que hicimos fue firmar un contrato de comodato por cinco años y con la posibilidad de extenderlo. La universidad asumió el compromiso de repararlo a nuevo en el astillero y para ello realizará una inversión total de 2 millones de pesos”, explicó Castelucci.
Según el rector, el acuerdo benefició a las dos partes, porque “ellos tienen como fin promover la cultura marítima, y nosotros tenemos un mar territorial muy extenso y que no está lo suficientemente investigado”.
El barco está siendo refaccionado en sus partes estructurales, desde el casco hasta el motor, y además le están instalando equipos para adecuarlo a la zona, como un sistema de calefacción para los 12 pasajeros que puede transportar, incluida la tripulación.
“Estamos sorteando dificultades relacionadas con la compra de repuestos y el cumplimiento de los actos administrativos propios de una universidad estatal. Estimamos que en la primavera, el velero ya tendría que estar en Ushuaia”, estimó el rector.
También detalló que el capitán de la embarcación será “un empleado estable de la universidad”, mientras que el resto de los tripulantes se contratarán de acuerdo al tipo de viaje y al proyecto de que se trate.
El costo de mantenimiento de la nave se solventará con fondos universitarios pero las autoridades también prevén obtener financiamiento a través de la prestación de servicios a otras instituciones o a emprendimientos privados.
“La idea es cobrar esas prestaciones para colaborar con el mantenimiento del velero. Incluso ya tenemos pedidos para el año próximo”, adelantó  Castelucci.

Mucho por investigar

En términos orgánicos, el velero quedará a cargo del Instituto de Ciencias Polares, Ambiente y  Recursos Naturales (ICPA) a cargo del doctor en biología Daniel Fernández, donde se dictan las licenciaturas en Biología, Geología y Ciencias Ambientales.
“Este barco permitirá transportar a investigadores para hacer campañas en lugares de la provincia donde hoy no tenemos acceso. Eso incluye desde sitios terrestres, como Península Mitre en el este provincial, hasta destinos marítimos como Isla de los Estados u otros en el mismo Canal Beagle, como Puerto Almanza”, resumió Fernández en dialogo con EDFM.
De este modo, las posibles campañas de “La Sanmartinana” abarcarían lugares cercanos como Bahía Lapataia, pero también la costa atlántica de Río Grande o el  Banco Burdwood, esa meseta oceánica ubicada 200 kilómetros al sur de las Islas Malvinas.
De acuerdo al director del ICPA, con el velero se potenciarán tareas de investigación que hoy no se llevan a cabo, o se realizan parcialmente en pequeños gomones, o dependen de la predisposición de buques de la Armada para llevar a los científicos.
“También se podrán hacer actividades básicas de enseñanza como salir a tomar muestras en el lecho marino. Y se podrán concretar proyectos de investigación, como el análisis de especies invasoras o de las flora y fauna de sitios casi inexplorados como Isla de los Estados”, indicó Fernández.
Incluso mencionó que los estudiantes podrían empezar a tener una interacción con este medio de transporte marino, para empezar a verlo como una herramienta básica para sus futuras tareas profesionales.
Según mencionó, en el barco se piensa instalar una pequeña pluma para levantar trampas o tirar alguna red de fitoplancton y zooplancton.
También dijo que se puede desarrollar una formación en buceo para analizar mejor la biodiversidad del Canal Beagle.
“Todo ello es en el marco de una relación muy fuerte con el área marina del Centro Austral de Investigaciones Científicas (Cadic) con el que vamos a interactuar todo el tiempo”, sostuvo.
Respecto de los proyectos concretos a investigar, Fernández detalló que, por ejemplo, existen algunas especies animales invasoras como el castor o el visón, pero también el salmón chinook que “apareció hace poco en el canal y no sabemos, entre otros aspectos, si ya llegó a Isla de los Estados, de cuyos ecosistemas, además, se conoce muy poco”.
“En biología hacen falta trabajos regulares. Primero hay que entender patrones y después los procesos que generan esos patrones. Y cada patrón tiene una escala temporal y espacial específica. La escala mínima de tiempo es estacional. Quiere decir que hay que ir a un lugar en distintas épocas del año”, fundamentó el experto.
“Hay que estudiar formaciones geológicas, plantas, mamíferos. Hay que censar colonias de aves o de pingüinos. Es decir, hay muchísimo trabajo por hacer en diferentes áreas a donde actualmente no se tiene acceso regular. Todo eso es muy importante, también, porque uno aprende a cuidar lo que conoce. Y por eso necesitamos instalar entre los estudiantes ese tipo de conocimiento y de relación con el territorio”, reflexionó Fernández.

Barco por la paz

El velero de FIPCA, la entidad presidida por el dirigente Julio Urien, zarpó de Ushuaia el 6 de septiembre de 2015, en un viaje con escalas que debía finalizar en Buenos Aires.
Según reconstruyó el diario La Nación, luego de una breve estadía en Puerto Parry, el barco y su tripulación se toparon con una tormenta que no pudieron capear, pidieron ayuda por radio y fueron rescatados por un buque pesquero, el San Arawa II.
Cuando se cortó el cabo que la llevaba a remolque del pesquero, “La Sanmartiniana” quedó abandonada y a la deriva entre las olas del océano embravecido. Sobrevivió a la tormenta y casi un mes después, fue rescatada por el FPV Protegat, un buque de las islas Malvinas que la llevó a Puerto Argentino.
Hasta allí viajó una delegación de FIPCA que lo acondicionó como pudo y se lo llevó navegando, sin motor y con pocas certezas sobre su estado, a Puerto Deseado.
A pesar del pasado militante de la embarcación, el rector de la UNTDF aclaró que su adquisición responde a un fin “puramente académico”, y que de hecho “La Sanmartiniana”, que antes se llamaba “Náutico” y era el barco escuela del Club Náutico San Isidro, será nuevamente rebautizado tras su arribo a Ushuaia.
“Es un velero que también va a trabajar mucho por la paz. Me interesa mucho difundir ese mensaje. Investigación y paz en el Atlántico Sur”, aseguró Castelucci.

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