Los Super Etendard se aprestan para el combate en la isla
EL 18 DE ABRIL DE 1982

Los Super Etendard se aprestan para el combate en la isla

18/04/2019
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ste día, llega a la base aeronaval de Río Grande la escuadrilla de cinco aviones de combate “Super Etendard” y se apresta a participar en la Guerra de Malvinas.
El bautismo de fuego se produjo el 4 de mayo, cuando el capitán de corbeta Augusto Bedecarratz y el teniente de navío Armando Mayora impactan con un misil “Exocet”  al buque inglés “Sheffield”.
Se habían capacitado durante 1981 en Francia para pilotear los aviones recién adquiridos por la Argentina.
El desembarco del 2 de abril “fue una sorpresa para todos”, recordó Mayora. Los aviones “aún requerían “de pruebas para darles capacidad” de combate. “Tampoco estaba operativo el sistema de los misiles”. Gracias a los técnicos, que “se dieron maña”, se pudo poner “los Exocet a funcionar” (Diario La Prensa, 2/08/2017).
El 1° de mayo, “se había detectado un buque británico” y partió la primera dupla de combate. “Cuando se encontraban reaprovisionando de combustible en vuelo, en un KC 130 de la Fuerza Aérea, se originó una falla por lo cual debieron abortar la misión”.
El 4 de mayo el “cielo estaba lleno de chubascos con muy poca visibilidad y lluvia. Nuestra mayor amenaza eran los (aviones británicos) Harrier, pero con esas condiciones climáticas era muy difícil que nos vieran (…) íbamos muy pegados al agua”.
“A las 9 de la mañana despegamos de la base de Río Grande con Bedecarratz, fuimos al avión tanque e hicimos reaprovisionamiento en vuelo (…) Cuando entramos a 100 millas del lugar, donde íbamos a atacar, ya estábamos pegados al agua (...) El vuelo siempre se realizó en completo silencio, porque ante cualquier emisión podíamos ser descubiertos. Cuando detectamos el blanco, Bedecarratz dio la orden de ataque y ahí lanzamos los Exocet. Eran exactamente las 11.04. Tras el lanzamiento giramos violentamente escapando hacia el rumbo que habíamos definido”.
“Cuando aterrizamos tuvimos una reunión con todos los pilotos para informarles sobre nuestra misión”. Los británicos habían admitido el hundimiento del “Sheffield”.
“Hubo satisfacción de haber cumplido adecuadamente la misión. Yo estaba un poco frustrado porque tenía la expectativa que le hubiésemos pegado al Invencible. Éramos concientes que si dejábamos fuera de combate a uno de los portaaviones, la situación estratégica de ellos cambiaría completamente. No le pegamos al portaaviones, pero si a uno de sus escoltas” (op.cit.).

Autor : Bernardo Veksler
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