Un conscripto de Ushuaia es dado de baja y luego desaparece
EL 3 DE JULIO DE 1977

Un conscripto de Ushuaia es dado de baja y luego desaparece

03/07/2020
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ste día, el conscripto Miguel Ángel Hoyo, de 24 años, culmina su servicio militar en la Base Naval Ushuaia y al regresar a Buenos Aires es secuestrado.
Hoyo ingresó al servicio en mayo de 1976 y, luego de catorce meses, emprendió el viaje “junto con otros soldados dados de baja. Pero en Ezeiza lo habría secuestrado un grupo de tareas” (El Diario del Fin del Mundo, 27/11/2012).
“La Justicia Federal de Ushuaia investigó durante tres años la desaparición” del conscripto, ocurrida bajo la última dictadura militar, y concluyó que “fue secuestrado por un grupo de tareas” y “desde entonces no volvió a saberse de él”.    
El caso había sido registrado por la Comisión Nacional de Desaparición de Personas (CONADEP) y calificado como delito de lesa humanidad. En mayo de 2005, la Cámara Federal de Apelaciones de Comodoro Rivadavia lo remitió para su investigación al Juzgado Federal de Ushuaia.    
En julio de 2012, “al dictar una resolución en otro caso de un soldado desaparecido en la localidad de Sarmiento, Chubut, la misma Cámara consultó el estado de la causa Hoyo al juzgado fueguino, y de allí surgió el dato de que la investigación había concluido en 2008, cuando el juez Federico Calvete se declaró incompetente tras demostrar que el conscripto fue ‘chupado’ luego de arribar a Buenos Aires” y giró las actuaciones a los tribunales de Lomas de Zamora.    
El juez llevó a cabo una pesquisa para reconstruir la suerte del soldado y tomó la denuncia formulada por su madre Lucinda Estela Guardo de Hoyo. Después buscó los testimonios de varios de sus compañeros, que aportaron información.    
Coincidieron que Hoyo “subió al avión Electra de la Armada Argentina junto con otros conscriptos dados de baja ese mismo día, para emprender regreso a Buenos Aires”.  Luego, la aeronave realizó una escala “donde habrían subido dos militares vestidos de civil que apartaron a Hoyo del resto y lo custodiaron hasta Ezeiza”.
Al llegar a Buenos Aires, “los suboficiales que viajaban en el avión lo entregaron a un grupo de gente que lo estaba esperando. Estos estaban armados y pertenecían a alguna fuerza militar o de seguridad, y la mayoría de los compañeros fueron testigos del episodio”. “Miguel Ángel se resistió, ya que sabía que lo tenían en la mira (…) porque militaba en la Juventud Peronista”. Luego fue forzado a subir a un “Torino blanco” (op.cit.). Fue el último registro de su breve vida.

Autor : Bernardo Veksler
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