ste día, llega a Ushuaia el belga Polidoro Segers, el primer médico dispuesto a radicarse en Tierra del Fuego, en respuesta a las gestiones del gobernador Félix Mariano Paz. No obstante, a fin de ese año retorna a Buenos Aires, “pero al poco tiempo estaba otra vez en camino al sur, llevando a su familia. Se radicó allí, con evidente intención de quedarse, pues construyó una casa en la manzana 2” (Arnoldo Canclini. Ushuaia 1884-1984).
Durante su residencia hizo “intensos e importantes estudios científicos, que han sido objeto de estudios recientemente, pues sus teorías sobre el estado de los mejillones que se ingerían daría una base para lo que hoy se conoce como ‘marea roja’”.
Segers “se retiró en la primavera de 1889, al parecer porque no había sido posible conseguir que se le pagara un sueldo. Lo interesante es que, técnicamente hablando, no era médico, pues no tenía título habilitante. Lo consiguió recién en 1896 a los 44 años”.
El belga trascendió también por haber integrado, en 1886, la expedición a Tierra del Fuego encabezada por Ramón Lista, donde se consumó la primera masacre ejecutada por representantes del estado contra nativos fueguinos.
“El primer médico graduado fue el misionero Edwin C. Aspinall, que ocupó un tiempo la superintendencia de la Misión anglicana. Estuvo entre 1887 y 1891 cuando fue trasladado a las Malvinas como capellán”.
El primer designado “fue Demetrio Soaje en 1888” y en 1897 Diego J. Rapella. Nombran “en 1898 a José Celotti, en 1901 a Camilo López Cambón, en 1904 a Juan A. Córdoba y en 1905 a Ángel M. Reolín”.
Existieron antecedentes de la presencia transitoria de médicos en Ushuaia. Posiblemente los primeros fueron “los franceses Philippe Hahn y Paul Daniel Jules Hyades, que formaban parte de la Mission Cientifique du Cap Horn. Al llegar, en 1883, el estado sanitario era muy bajo y los misioneros escribieron después expresando su gratitud por la forma en que fueron ayudados por ellos”.
El año siguiente, en la expedición comandada por el comodoro Augusto Lasserre, que fundó la Subprefectura de Ushuaia, “viajaron también los médicos Avelino Álvarez y Martín Pagola, cirujanos. También estaba el farmacéutico Ángel F. Montero. A ellos también les tocó intervenir en la población indígena, pues una epidemia comenzó a hacer estragos. El Dr. Álvarez diagnosticó una tifoidea neumónica. Sólo en Ushuaia hubo 43 muertos en tres semanas” (op.cit.).
