Festival Internaional de Ushuaia - Por Pepe Garcia

Un pianista asombroso

02/05/2006
E

n la apertura de este Festival, Stefan Stroissinig tuvo a su cargo la parte solista del Concierto nº 1 para piano y Orq. de Chopin. Reveló entonces cualidades sobresalientes, mostrándose como un pianista consumado, no obstante sus escasos 21 años. Esta circunstancia incrementó el interés por escucharlo tocar solo, como en esta ocasión; de la misma manera esperamos oírlo integrando un Trío, como ocurrirá próximamente.
El presente Programa estuvo integrado con obras de Haydn, Schubert, Brahms, Chopin, Scriabin y Rachmaninof.
De Haydn (1732-1809), autor decisivo del Clasicismo, Stroissnig tocó las Variaciones en Fa menor, pieza que permite conocer el arte de la variación en base a un tema, cualidades que este Maestro dominó como pocos. Debemos recordar que en aquel tiempo se utilizaba el clave, por lo que al usar el piano moderno se debe tener especial cuidado en no utilizar recursos técnicos que aquél no poseía. Nuestra apreciación es que, en general, nuestro intérprete lo logró, excepto en unos pocos pasajes que sonaron muy "pianísticos".
Pasemos a Franz Schubert (1797-1828), músico del Romanticismo que pese a su corta vida compuso muchísima y admirable música. En general, cuando se nombra a Schubert se piensa en el Ave María o en la Sinfonía Inconclusa, sin tener en cuenta que su obra es tan vasta que es difícil explicar como en tan pocos años pudo producir tanto (tan solo en el género "lied" o canción, escribió mas de 600, muchos de ellos memorables). Como no es nuestro objetivo desarrollar una biografía del autor, solo diremos, en esta ocasión, que fue un admirador silencioso de Beethoven y que llevó una vida carente de hechos relevantes y mucho menos escabrosos, que no hubieran sido nada extraños en esa época tumultuosa. Y así es su obra, contemplativa, dulce y noble. Una muestra de ello son los Impromptus, música que intenta reflejar fugaces estados de ánimo, que no pueden definirse con palabras. Estas piezas son, según nuestro criterio, pequeñas obras maestras. Schubert compuso 8, de los cuales la mitad constituyen el op. 90 y los restantes el op. 142. Estaba anunciado que Stroissnig tocaría dos del primer opus, pero ejecutó los cuatro. Lo hizo de manera admirable, tanto interpretativa como técnicamente, respondiendo cabalmente a las diferentes intenciones del autor. Personalmente, el Impromtu nº 2 nos pareció el mejor interpretado.
Estaba anunciada la Sonata nº 28, op. 101 de Beethoven, pero su ejecución, sorpresivamente, fue excluida. En su lugar, el pianista ofreció el 1º mov. de la Sonata nº 3 de J. Brahms (1833-1897). Confesamos que nunca habíamos escuchado esta obra. A juzgar por este movimiento, se trata de una gran creación. Digamos que S. Stroissnig tocó admirablemente bien. Lo escuchado abunda en acordes de las dos manos con permanentes cambios dinámicos, así como pasajes de matices muy sugestivos; todo ello fue traducido con una técnica depurada.
Chopin (1810-1849) es uno de los pocos compositores que hizo de los Estudios, de carácter eminentemente didáctico, verdaderas obras artísticas sin perder, por supuesto, su objetivo originario. Compuso 24 divididos en dos series de 12 (op. 10 y op.25). Stroissnig tocó el nº 11 en La menor, op. 25. Lo hizo con una soltura y seguridad llamativas, salvando los escollos técnicos sin esfuerzo aparente.
Luego fue el turno de Scriabin (1872-1915), músico ruso muy influenciado por Chopin.Una personalidad llamativa y enigmática, atraído por ideas místicas y teorías esotéricas que le otorgan a sus creaciones una atracción especial, como ocurrió con el gran pianista Horowitz, que prendado de sus obras pianísticas, puso gran interés en difundirlas. Nuestro intérprete nos hizo escuchar 5 preludios, op.16 y el Estudio en do sostenido menor op. 2. Fue un momento de gran interés, con obras verdaderamente atrayentes que Stroissnig tradujo con la propiedad a la que nos habituó.
El Programa finalizó con Rachmaninoff (1873-1943), también de origen ruso que adquirió fama como virtuoso del piano, pero también fue compositor; sus Conciertos para su instrumento y Orq. son la meta de muchos instrumentistas, así como la Rapsodia sobre un tema de Paganini, op. 43. Por supuesto que compuso numerosas piezas para piano solo, obras que demandan vencer importantes escollos técnicos. Stroissnig ejecutó el Estudio tableau en Mi menor op. 39 con genuino virtuosismo.
Un público verdaderamente afervorizado, hizo que Stefan agregara una joyita de Schumann que dio fin a este recital memorable, ofrecido por un joven a quien puede augurársele un futuro entre los grandes del piano.