Turistas en conflicto

Nueva denuncia contra el hotel Cabo de Hornos

11/01/2007
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incuenta profesores de la provincia de Buenos Aires que eligieron la capital fueguina para disfrutar tres días de sus vacaciones se vieron envueltos en una odisea cuando repentinamente cayeron sus reservas realizadas en el hotel Cabo de Hornos tras la clausura del establecimiento hotelero declarada por la Municipalidad el 21 de diciembre pasado. Las plazas habían sido abonadas con anticipación mediante depósitos por un total de cuatro mil pesos en la cuenta de la propietaria del alojamiento, María Eugenia Salomón, entre los meses de agosto y noviembre del año pasado.
Uno de los docentes damnificados, Domingo Servidio, repudió a la empresaria, que actualmente se encuentra en Buenos Aires, anotando que "esto es una estafa, y lamentamos que ocurran en un punto turístico como Ushuaia".
El contingente, que desde el 5 de enero recorre la Patagonia, arribó a la ciudad el miércoles pasado y se vio obligado a hospedarse en 6 hoteles diferentes, que consiguieron gracias a gestiones realizadas por agentes de la firma fueguina SoudExplorer, que se solidarizó con la situación de los visitantes.
El entrevistado relató que a fines de diciembre a través de esta empresa de turismo se anoticiaron del estado del hotel e inmediatamente se comunicaron con la dueña para que brindara una respuesta al reclamo, que tomaba más urgencia en vistas a que en temporada alta se dificulta conseguir plazas hoteleras para una media centena de pasajeros.

Varados
 
En el transcurso de una semana, Salomón no volvió a contestar a los llamados, motivo por el cual el grupo buscó el apoyo del secretario de Turismo Municipal, Julio Lovece. Servidio mantuvo contacto con el funcionario fueguino a quien incluso envió los comprobantes del pago del hospedaje, a la espera de un auxilio ante esta eventual contingencia. Sin embargo -acusan- el Secretario de Turismo desdijo responsabilidades y dejó a la deriva a la totalidad de los visitantes.
El denunciante, que ayer hizo pública la situación en una FM local, declaró en diálogo con el diario del Fin del Mundo que después de haber difundido el caso, recibió intimidaciones por parte de Julio Lovece. "Me llamó a mi celular para insultarme y agraviarme", expresó, y tildó esta actitud como "vergonzosa de un referente del turismo de la ciudad". Guillermo Vuelta, otro docente afectado, cuestionó: "Alguien tiene que hacerse cargo de lo que pasa, y deben tratar de preservar la imagen de esta ciudad".

Represalias

Si bien no es la primera vez que el grupo visita la capital fueguina, en este caso aseguran que se han sentido "desprotegidos", puesto que tuvieron que adecuarse a la situación como pudieron, pagando costos inesperados y hacinándose en habitaciones para pasar la noche. "No queremos mendigar nada, sino una ayuda, para no estar a la deriva, con los equipajes dando vueltas hasta tarde, como estuvimos, y perdiendo tiempo que estaba destinado a excursiones", lamentaron.
Por último, Domingo Servidio, junto sus colegas, adelantó que buscarán iniciar acciones contra los responsables. Sin querer ofender a la población de Ushuaia, acusó que hay una "mafia" integrada por "gobernantes y gente poderosa", que a su criterio arruinan la imagen de la ciudad.

Advierten que más pasajeros fueron estafados

Un trabajador del hotel Cabo de Hornos, que el 21 de diciembre pasado quedó sin funciones tras la clausura del establecimiento hotelero, confirmó que antes del cierre, varios contingentes realizaron reservas, y cinco provenientes de la provincia de Chaco habrían abonado la estadía con anticipación. Estiman que cada grupo estaría integrado por más de cuarenta personas. Dos llegarían antes de fin de mes, otros dos durante febrero y uno en el mes de marzo.
Estos hechos se suman al reclamo del personal del establecimiento que el lunes pasado en el aeropuerto Malvinas Argentinas hizo un escrache público a María Eugenia Salomón, la propietaria y administradora de la firma, antes de que la empresaria viajara la Ciudad de Buenos Aires. Los ex empleados movilizados reclamaron haberes adeudados, licencias, aguinaldos y aportes de los siete empleados que al cierre se encontraban prestando servicios.